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El mayor empresario alemán de la construcción huye del país y deja unas deudas de 720.000 millones de pesetas

La desaparición, sin dejar huellas de su paradero, de Jürgen Schneider, de 59 años, considerado el rey de la construcción, ha dejado una deuda que se estima puede llegar a 9.000 millones de marcos (más de 720.000 millones de pesetas). Esta huida inquieta a bancos, proveedores y trabajadores. "Multimillonario fugitivo. ¿Quiebra el mayor especulador de la construcción de Alemania?", se preguntaban ayer los titulares del diario sensacionalista de Colonia Express. Para el no menos sensacionalista Bild está claro: "La mayor quiebra de la construcción en Alemania. El golfo elegante tiene 3.000 millones de deudas. Los pequeños empresarios tiemblan por su dinero. Él se largó".

Parece que Bild se quedó corto, porque algunos cálculos elevan a 9.000 millones las deudas pendientes del hombre a quien algunos llamaban el Donald Trump alemán. El banco más afectado parece ser el Deutsche Bank, que tenía concedidos créditos por unos 1.300 millones de marcos (más de 100.000 millones de pesetas).

Además, han empezado a registrarse las reclamaciones de empresas proveedoras y se teme que miles de trabajadores puedan quedar en el paro. No obstante, hasta ahora no se ha presentado una solicitud de suspensión de pagos.

Schneider parece un prototipo de la llamada cultura del pelotazo. Compraba edificios y terrenos en las zonas más prestigiosas y las vendía con el máximo beneficio. Residía Schneider en un castillo que parece arrancado de un cuento de hadas en la región del Taunus, cerca de Francfort. Se dedicaba a ciertas labores de mecenas y "vivía como un príncipe", pero ahora sólo responde allí un ama de llaves.

Schneider desapareció antes de la Pascua, poco florida dado el clima infernal que asola a Alemania. Desde entonces, la empresa no da información sobre el paradero del dueño y se limitó a comunicar que había avisado que se encontraba enfermo y su médico le había recomendado dejar todos los negocios.

Esta fue la primera información que se facilitó el martes, pero ayer otro socio de la empresa, Horst Obermayr, dio rienda suelta a su indignación, al declarar que le parecía que la huida estaba planeada desde tiempo atrás. Antes de Pascua, Schneider se preocupó por conseguir la mayor cantidad posible de dinero en efectivo y el Jueves Santo dijo a su socio que se iba de viaje a la Toscana italiana. Obermayr considera poco probable que se encuentre allí en estos momentos.

Según relata el diario sensacionalista Express, al enterarse de la desaparición de Schneider algunos proveedores se acercaron a un hotel de su propiedad en Wiebaden y trataban de llevarse todo lo que podían para cobrar en especie lo que les debía.

El Consejo de Ministros alemán, reunido ayer, apeló a la responsabilidad de la banca afectada para que satisfaga las deudas pendientes con las empresas y empresarios afectados. El Gobierno expresó su preocupación por las consecuencias que pueda tener este hecho en la economía del país dada la magnitud de las deudas.

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