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Entrevista:

"Soy partidario del palo y tentetieso con los terroristas"

Las críticas de Arranz a las manifestaciones efectuadas por los nacionalistas en el pasado Aberri Eguna (Día de la Patria vasca) han levantado una gran polvareda política, hasta el punto de que el presidente del PNV, Xabier Arzalluz, reclamó su dimisión.

Arranz, delineante de profesión, antiguo militante comunista vasco y sindicalista, tiene 42 años, seis hijos, y está casado con Carmen Torres Ripa, cuyo anterior marido, el periodista José María Portell, fue asesinado por ETA.

Pregunta. ¿Ahora que Arzalluz ha pedido su dimisión, sigue manteniendo que unos escriben el prólogo y otros el epílogo-asesinato?

Respuesta. Sigo manteniendo que durante las diferente concentraciones del Aberri Eguna hubo intervenciones y discursos que suponen un balón de oxígeno argumental para ETA.. No voy a entrar en más disquisiciones sobre lo que no, fue sino una simple frase pronunciada en un momento particularmente doloroso.

P. ¿No cree que para ser una simple frase ha levantado bastante polémica?

R. Hablé del prólogo y del epílogo cuando acababa de visitar a la viuda, a los padres y hermanos del guardia civil asesinado. Pude haber dicho más cosas. Y por cierto, yo no llegué a pronunciar el nombre de Arzalluz. Es curioso cómo todo el mundo ha interpretado que me refería a él.

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P. ¿No era inequívoca la dirección de sus palabras?

R. Repito que no llegué a pronunciar el nombre de Arzalluz porque no quise. No comparto, desde luego, sus manifestaciones, pero también el señor Colom [líder de Esquerra Republicana de Catalunya] dijo cosas bastante graves en el mitin de Eusko Alkartasuna; por no hablar del encapuchado de ETA que apareció en el acto de HB.

P. Lleva una semana en el cargo y el presidente del PNV ya ha pedido su dimisión. ¿Alguien podría pensar que usted va muy deprisa?

R. Ya se sabe que los gobernadores civiles no somos santos de la devoción del PNV. Bien pensado, no deja de ser un honor que Arzalluz pida la dimisión de un humilde gobernador que acaba de tomar posesión. Bueno, lo que sí quiero decir es que como. representante del Gobierno en Vizcaya mi obligación y compromiso, es tender puentes con el resto de las instituciones vascas.

P. ¿La asociación pública de planteamientos nacionalistas con la actividad terrorista no contribuye también implícitamente a reforzar el círculo argumental de los violentos, a retrotraernos a la oposición naciónalistas-no nacionalistas, frente a la de violentos-demócratas?

R. Puede ser. Desde luego, hay que evitar ese peligro. Posiblemente, hechas las salvedades oportunas, yo debería haber subrayado el carácter democrático del PNV y de EA. Sería injusto negar la labor de un hombre como el consejero Juan Mari Atutxa y olvidar que el PNV tiene también una víctima, Joseba Goikoetxea, el sargento de la Ertzaintza, que es también mi policía.

P. ¿Qué opina de las denuncias de torturas? ¿Descarta en principio la existencia, ahora y aquí, de esas prácticas?

R. Con los terroristas y con los grandes narcotraficantes soy partidario de la política del palo y tentetieso, pero siempre dentro de los límites legales. De todos formas, no comparto esos recelos exagerados que existen en algunos sectores sobre cuestiones como la denominada ley Corcuera. Creo que el ciudadano entiende perfectamente que la policía pueda entrar en casa de un narcotraficante para sorprenderle con las manos en la masa. Lo que no entiende es la persistencia de la corrupción, que mina la credibilidad de los políticos y del sistema.

P. ¿Qué me dice del escándalo de los fondos reservados? ¿Los gobernadores deberían ejercer, por delegación, un control del destino de esos fondos?

R. Digo lo que ha dicho Arzalluz: que no se entiende que hayan podido beneficiarse de esos fondos gentes que no han asumido ningún riesgo. Es preciso un control riguroso de todo eso, y no me parecería mal que el ministro, que es el fedatario de todo eso, delegara esa función en los gobernadores civiles.

P. ¿Comparte la idea de que la figura del gobernador civil debe ser efectivamente revisada?

R. Con muchas o pocas competencias, el Gobierno de la nación siempre deberá tener un representante en el País Vasco.

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