_
_
_
_

Rusia desea vincular su ingreso en la Asociación para la Paz con la pertenencia al G-7

Pilar Bonet

Rusia quiere vincular su incorporación a la Asociación para la Paz de la OTAN a su ingreso en el G-7, el grupo de los siete países más desarrollados, según manifestó ayer Viacheslav Kóstikov, el portavoz del presidente Borís Yeltsin. Kóstikov, un personaje expansivo que suele hacer declaraciones polémicas, dijo recientemente que Rusia podía tomarse varios meses para decidir si ingresaba o no en el programa de la OTAN. El desmentido llegó inmediatamente.

Las declaraciones efectuadas ayer reavivan la incertidumbre sobre las intenciones rusas de firmar sin condiciones el acuerdo bilateral con la Asociación para la Paz e¡ próximo día 21 en Bruselas, tal como había manifestado el viceministro de Exteriores Vitali Churkin y reiterado el titular del departamento, Andréi Kózirev.

La presencia de éste en Bruselas para suscribir el documento parecía ayer dudosa, dada la tendencia oficial a presentar el acuerdo de ingreso como uno de los elementos de un esquema más complejo que asegure una posición especial a Rusia como superpotencia en el marco de un sistema de seguridad en el continente, cuyo eje no pasa por la OTAN, sino por la Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa.

Si Rusia es invitada a colaborar en el campo político y militar en igualdad de condiciones con las grandes potencias, debería también cooperar en el campo económico, que no puede ser separado de los dos anteriores, según manifestó Kóstikov. "Ustedes saben que Rusia quiere ingresar en el G-7", dijo el representante presidencial dirigiéndose a los periodistas. "¿Por qué no pueden vincularse estos dos problemas?", se preguntó.

Las manifestaciones de Kóstikov son la última muestra de las ambigüedades de la postura de Rusia, que ingresa en el programa de la OTAN para evitar sentirse amenazada por el ingreso de sus vecinos occidentales europeos, pero que no está psicológicamente preparada para ser uno más entre los países deseosos de convertirse en miembros del bloque atlántico. La política exterior rusa ha dado muestras de gran confusión durante esta semana, cuando una supuesta orden de Borís Yeltsin para establecer bases militares en los países vecinos, incluida Letonia, provocó una oleada de pánico en las repúblicas bálticas y obligó a los representantes rusos a disculparse por el "error técnico".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_