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Bossi busca aliados en el centro tras la negativa de Berlusconi a negociar el futuro Gobierno

La pelota del Gobierno italiano sigue en el tejado de la Liga Norte. Umberto Bossi voló ayer de Milán a Roma para hacer efectiva la decisión que tanto había irritado a Silvio Berlusconi, el jefe de Forza Italia: iniciar contactos con otras fuerzas, empezando por los centristas de Mario SegnL Este negó tener cita alguna con Bossi, pero se mostró dispuesto a un diálogo que no llegó a producirse. Roberto Maroni, número dos de la Liga, añadió un puñado más de confusión al decir que su formación no irá al Gobierno con la izquierda y que o se llega a un acuerdo con Berlusconi o se vuelve a las urnas.

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Las cuentas de la derecha no cuadran

El liguista Maroni intentaba recomponer ayer los puentes rotos la noche anterior por un Silvio Berlusconi harto de los desplantes de Bossi. Pese al no de Maroni a la izquierda, otros dirigentes liguistas seguían echando sapos y culebras sobre Berlusconi, que pasó la jornada recluido en su villa de Arcore, cerca de Milán, y dijo estar trabajando en su programa de gobierno, por si le llamaba el presidente de la República para encargarle la formación del Ejecutivo. Massimo D'Alema, número dos del Partido Democrático de la Izquierda (PDS), se sumó a la ceremonia de la confusión e hizo notar que la mayoría derechista no era la única posible para salir del atolladero político italiano.Después de que Bossi calificara el portazo de Berlusconi a las negociaciones de "ataque de nervios", el hasta ahora jefe de los senadores de la Liga, Francesco Speroni, se despachó a gusto con el líder de Forza Italia: "Niño caprichoso que se comporta como si estuviéramos ya en una república presidencial". Mientras tanto, una nota de la secretaría política del partido federalista comunicaba que los dirigentes de la Liga retornaban, ya desde ayer, "la iniciativa para dar un Gobierno constituyente a Italia para transformarla en un moderno Estado federal plenamente integrado en Europa".

El ideólogo de la Liga, Gianfranco Miglio, tampoco se quedó atrás. Migligo acusó a Berlusconi de hacerse pasar por "un salvador de la patria, un demiurgo, con promesas como la de un millón de puestos de trabajo, todas cosas mussolinianas". No obstante, Miglio añadió que no era pesimista sobre la formación del nuevo Gobierno. "Llegaremos a una conclusión y estas escaramuzas nos permitirán dejar bien claro sobre el tapete nuestras peticiones de federalismo".

Pero, bajo las andanadas verbales, tan caras a muchos de los hombres de Bossi, el hasta ahora jefe del grupo parlamentario de la Cámara de Diputados, Roberto Maroni, echaba un capote al ofendido y encastillado Berlusconi, con un "no sé si será un peligro para la democracia" que ponía en cuestión las rotundas afirmaciones al respecto hechas por el número uno liguista el día anterior. Y añadía: "A mí me interesa sólo saber si está a favor del federalismo, porque cualquier Gobierno que se haga sin cambiar las reglas del Estado está destinado al fracaso, como el de Ciampi [el actual]".

Para Forza Italia y, especialmente, para su cabeza visible, estos paños calientes debieron de resultar insuficientes, a tenor de la respuesta de su portavoz, Antonio Tajani: "Italia no es una república bananera donde la voluntad popular puede ser traicionada por el primer jefe de partido que quiera conservar su porción de poder, a expensas de los problemas del país".

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Tajani añadió que si Bossi "traiciona la voluntad popular, impidiendo la formación de un Gobierno que gobierne, no quedará más salida que la vuelta a las urnas. Serán los electores quienes borren con el arma democrática del voto el viejo modo de hacer política que parece gustar tanto al honorable Bossi".

Mientras, desde la derecha, excepción hecha de la Liga, y desde parte del centro se empieza a hablar de vuelta a las urnas, aunque sin demasiada convicción. Por ejemplo, Mario Segni, el hombre pretendidamente. cortejado por los liguistas, negó la necesidad de nuevas elecciones.Dos fases

Tal y como se había sospechado, la Liga nose reunió ayer ni con los centristas de Mario Segni ni con Alianza Democrática, componente del Polo Progresista. Pero sin transigir con el federalismo, se mostró más posibilista sobre la hipótesis de Berlusconi en la presidencia del Gobierno. El número dos de Umberto Bossi, Roberto Maroni, lanzó un cable a Forza Italia proponiendo un Gobierno en dos fases: una constituyente, de pocos meses de duración, con un primer ministro federalista convencido; y una segunda, ya con un Gobierno político de legislatura, que podría estar dirigido por otra persona. Aquí cabría la hipótesis de Silvio Berlusconi.

Maroni también propuso que el próximo lunes se celebre una reunión de todas las fuerzas que integran el Polo de la Libertad: Forza Italia, la Liga, Alianza Nacional, el Centro Cristiano Democrático, los liberales y la Lista Pannella. Así, según Maroni, se propiciará que Scalfaro pueda iniciar las consultas para la formación del Gobierno dentro de una semana.

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