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Extracto del cuestionario

"Tenía siempre puesta la radio, permanentemente, día y noche. Sin la radio hubiera sido mucho peor, pero había momentos en que me hubiera gustado tener un interruptor para apagarla. Era soportable, lo que pasa es que llegó un momento, hace unos dos meses, en que los ruidos me resonaban tanto que parecía que tuviera una máquina dentro de la cabeza. No podía controlar el volumen"."Permanecí los cuatro primeros meses a oscuras... Te llegas a acostumbrar y llegas a ver algo... Luego me trajeron velas, crucigramas y algún libro. Pasé una época en que no tenía muchas ganas de leer, pero hacia el mes de agosto me forcé a activar la mente".

Entre los libros leídos "recuerdo Un grito en la oscuridad, Los gozos y las sombras Rebeca, El Perfume. Ahora empezaba Shogun. Los libro olían a humedad".

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Demasiadas incógnitas para un caso abierto

"Tenía un cubo de agua, un gel y una toalla para lavarme periódicamente. Esto pasó tres veces. La primera vez que me duché fue en el hospital [tras ser liberada]. Me peinaba con los dedos. Me corté el pelo dos veces yo misma. Una en junio cuando hacía calor: me dejaron unas tijeras con la punta redonda; aproveché para cortarme las uñas, hasta entonces lo hacía mordiéndomelas. La segunda vez fue a principios de febrero porque pensé que podría tener piojos. Se me cayó mucho el pelo, pensaba que saldría con el pelo blanco".

"No me depilaba. Alguna vez con el mechero que tenía para encender las velas me quemé algún pelo. Tampoco pude cepillarme los dientes... Me dijeron si quería un espejo para verme y les dije que no. ¿Las necesidades fisiológicas? Dentro, en un cubo y una bolsa de basura, negra. Lo retiraban cada vez que venían a traer la comida".

"La ropa que llevaba la rompí a trozos para secar una humedad y hacer otros arreglos del lugar donde estaba. Me dieron un par de pantalones de chándal, dos camisas y cuatro pares de calcetines".

"No hice ninguna petición. Aspirinas y alguna otra cosa de estas. Algunas cosas ya me las traían ellos: paquetes de galletas, pipas para entretenerme, una tableta de chocolate, crucigramas, un ventilador en verano. Si pedía alguna cosa, me la traían".

"He pasado miedo, pero llega un momento en que te puedes sentir cómoda en un lugar. Todavía tengo miedo. Pasé miedo el mes de noviembre. Me daba rabia no poderme comunicar, no tener teléfono y explicar que estaba bien. Claro que pensé que me podían matar".

"No [pensé en huir]. Me dijeron que mientra me portara bien no tendría problemas y así lo hice".

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