El peor profesor
En las páginas de El País Madrid del pasado 3 de marzo se publicó, bajo el titular Los alumnos de Derecho de la Autónoma eligen al peor profesor, una información en relación con la cual me parece necesario hacer las siguientes puntualizaciones:1. Un periódico del prestigio y la calidad de EL PAÍS no debería presentar como información relevante la opinión de un único estudiante -entre más de 7.000 matriculados- acerca de cuáles son, a su entender, los peores profesores de la facultad. Ni debería aceptar que una opinión estrictamente individual acabe cobrando ante los ojos del lector una importancia que no tiene mediante el sencillo expediente de insertarla en un contexto -configurado por el titular con que se ha encabezado la información- que sugiere que se está dando cuenta de opiniones generales o ampliamente compartidas.
Además, el modo indirecto en que se expresa esa opinión individual, sin mencionar nombre alguno, acaba combinando, paradójicamente, los peores efectos posibles.
Para quien conozca bien la facultad, el círculo de los posibles aludidos es en algún caso tan estrecho que su identidad puede resultar diáfana. Para quien no la conozca de cerca, la alusión es lo bastante difusa como para acabar diseminando la sospecha.
2. Desde hace años, el gabinete de estudios de nuestra universidad viene realizando encuestas destinadas a medir el grado de satisfacción de los estudiantes con la labor docente de sus profesores.
Estas encuestas, cuyos resultados, lamentablemente, no son ni siquiera mencionados en la información aludida, acreditan que la opinión de la generalidad de los estudiantes de nuestra facultad acerca de la capacidad docente de sus profesores es altamente positiva (superior, de hecho, a la media del conjunto de nuestra universidad). Por consiguiente, la opinión globalmente descalificadora que la redactora de la información mencionada pone en boca de "la mayoría de los alumnos consultados" -por ella, se entiende- se aparta manifiestamente de la valoración general que expresan las encuestas, sin que pueda en modo alguno compararse con ella en cuanto a representatividad y fiabilidad.
La Universidad pública debe estar permanentemente abierta a la crítica para mejorar la calidad del servicio que presta a la sociedad. Así lo entiende nuestra facultad, que no ha mostrado nunca el más mínimo empeño en negar o encubrir los defectos que, como cualquier otra institución, sin duda tiene. Pero considero que en esta ocasión no nos encontramos ante la clase de crítica informada y rigurosa a la que siempre daremos la bienvenida.- , decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid.
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