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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Urgencias de 13 horas

Me dirijo a usted para que salga a la luz mi protesta más enérgica contra las Urgencias del hospital Puerta de Hierro.El día 4 de febrero llevé a mi marido con un fuerte dolor en el pecho. Yo sola tuve que entrar a buscar una silla de ruedas, sacarlo del coche, abrir tres puertas, y por fin, en la última, salió un celador. Esto estaba ocurriendo a las dos y media de la tarde. Inmediatamente le hicieron un electrocardiograma, comunicándome que parecía no tener nada relacionado con problemas coronarios.

Dos horas y media más tarde (a las cinco) salió una señorita (la doctora Pérez Gómez), preguntándome si mi marido había tenido algún tipo de hemorragias, pues los análisis que le habían realizado daban una gran pérdida de sangre y que se verían forzados a ponele plasma. Yo le respondí que hemorragia externa no había tenido, pero, claro, no sabía si podía tratarse de una hemorragia interna. Cuando entramos la doctora y yo, ya le habían bajado de la camilla y le tenían sentado en una silla de ruedas.

Mi marido siguió esperando hasta aproximadamente las nueve de la noche sin tener ninguna noticia por parte de nadie. Desesperada, y burlando al celador, conseguí llegar hasta mi marido, que seguía sentado en la sillita, y me comentó que se encontraba mal y que por el ojo izquierdo veía doble. Efectivamente, tenía el iris desviado hacia fuera. Reclamé la presencia de la doctora, quien me dijo que me marchase a la sala de espera.

Sobre las dos de la madrugada pregunté si ya le habian puesto el plasma, y seguían respondiéndome que "el plasma está congelado y aún no lo han traído". Serían las tres de la madrugada cuando un celador, dando voces, preguntó por los familiares del paciente (mi marido). Como se comprenderá, el sobresalto fue de infarto. Era para que firmara la autorización para ponerle el plasma.

Creo que estar más de 13 horas esperando atención médica y solución, si era posible, cuando se ingresa a un enfermo por urgencias, como ocurrió en el caso de mi marido, es algo no solamente denunciable, reprobable y que no se puede repetir en ninguna ocasión más, máxime cuando se nos cobra la cuota correspondiente a la Seguridad Social antes de haber recibido la nómina y regalándola (gracias a Dios) en una gran parte por no necesitar los servicios de los médicos.

Hasta las cuatro y media de la madrugada, después de haberle hecho un lavado de estómago, no pudo quedar ingresado en la segunda planta de la residencia, donde hemos recibido un trato digno de todo elogio. No hay palabras bastantes para agradecerlo. En casi un mes que mi marido ha pasado allí, tanto el doctor Barbadillo como el doctor Guzmán y todas las enfermeras y auxiliares de los distintos turnos, son las personas más maravillosas que hay bajo la capa del cielo. Ya podían aprender un poquito en Urgencias.-

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