Los líderes de la derecha italiana se atacan entre sÍ en el cierre de campaña
Umberto Bossi, Gianfranco Fini y Silvio Berlusconi se disputarán hasta el último voto en las elecciones generales italianas del próximo domingo, aunque concurran a ellas unidos en el bloque de la derecha. Las descalificaciones mutuas de los partidos que respectivamente representan volvieron a surgir ayer con motivo del cierre de la campaña. Sólo Berlusconi evita la pelea y sigue repitiendo los eslóganes simplones que definen a este bloque con posibilidades de vencer, pese a su falta de cohesión interna.
"Forza Italia pretende reciclar parte del viejo régimen dentro del nuevo orden", dijo ayer Bossi, el líder de la Liga Norte, en su mensaje final televisado a los electores. "Ningún fascista podrá gobernar en ningún país democrático de Occidente. Fini está excluido. Y ¿cómo va a ser primer ministro un hombre como Berlusconi, con tantos intereses en la economía?", afirmó también en el mitin que celebró en la piazza del Duorno de Milán, ante unas diez mil personas. Bossi aseguró que la Liga sacará al menos 120 diputados.Fini, el secretario del Movimiento Social Italiano (MSI) y líder de Alianza Nacional (AN), aseguró a unos treinta mil romanos concentrados en la piazza del Popolo, el escenario de las grandes celebraciones fascistas, que "AN es la única fuerza política creíble". Además, dio un auténtico corte de mangas a Berlusconi, que la víspera había anunciado que AN recomendaría el voto a los candidatos de Forza Italia en el norte, para impedir la elección de los de la izquierda. El partido de Fini presenta candidatos comunes con Forza Italia en el sur, pero no en el norte, donde el movimiento de Berlusconi concurre con la Liga, que rechaza a Fini como fascista.
"No hay ni una sola razón por la que en el norte no deban ser votados en los colegios uninominales los candidatos de AN, que pueden vencer en tantos casos", aseguró Fini.
Las mismas disputas iniciales entre los integrantes de un pacto electoral tejido con prisas volvieron a manifestarse, pues, al término de una campaña que probablemente les ha permitido ganar electores, pero no coherencia interna.
Soluciones milagrosas
Toda Italia se convirtió ayer en un reguero de mítines grandes y pequeños, que abrieron la recta final a las elecciones más importantes y tensas que este país celebra desde la posguerra. Silvio Berlusconi pasó la tarde en una de sus cadenas de televisión, reiterando sus soluciones milagrosas y sus quejas por la manipulación que de su pensamiento hace la izquierda, para rematar esta última jornada de caza de votos con una convención celebrada en Nápoles, ante unas cinco mil personas. "Mi hijo el pequeño dice en su colegio que arreglo televisores. Desde ahora le diré que arreglo el país", manifestó en su intervención televisiva el presidente de Forza Italia.El líder de la izquierda, Achille Occhetto, cerró en cambio su campaña en Florencia, ante unas veinte mil personas, con un llamamiento dirigido a los extranjeros más que a los italianos: "Venid a Italia a invertir, a crear puestos de trabajo", dijo. "La izquierda es una garantía".
Occhetto propone continuar con la política de saneamiento del actual Gobierno, presidido por Carlo Azeglio Ciampi, exgobernador del Banco de Italia, quien en las últimas horas ha intervenido por primera vez en la campaña contra Silvio Berlusconi. El motivo de la intervención de Ciampi es que el líder de Forza Italia había acusado a su contrincante en Roma, Luigi Spaventa, ministro de Presupuestos, de haber "mentido" al Parlamento sobre el déficit de este año. "Nadie puede hablar honestamente de falsificación", respondió Ciampi, que, si vence la izquierda, podría seguir en el Gobierno.
"Todos narcotizados"
Por lo que se refiere al centro, el secretario general del Partido Popular Italiano (PPI), Mino Martinazzoli, cerró su campaña en Mantua donde denunció 1a utilización escandalosa e irregular de los medios de información por parte de Berlusconi". "Parece estar en un fumadero de opio, dentro de poco estaremos todos narcotizados", dijo."Un pueblo no es una audiencia televisiva. Cuando se tiende a sumar el poder financiero y el informativo con el político, se nos orienta hacia una aventura que preferiría que nuestros jóvenes no tuvieran que vivir", añadió Martinazzoli.
Su aliado, Mariotto Segni, líder de Pacto por Italia, orientó en cambio hacia la izquierda sus ataques durante su despedida televisada. "Ochetto afirma que la derecha es subversiva, pero es la izquierda la que con sus planteamientos radicales legitima la existencia de esta derecha", dijo el aspirante centrista a presidir el próximo Gobierno italiano.
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