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Escudos españoles para Mostar

'Cascos azules' recién llegados refuerzan el alto el fuego entre croatas y musulmanes

Jorge A. Rodríguez

Los cascos azules españoles se han convertido en escudos. La guerra de Bosnia-Herzegovina es un raro laboratorio: donde los antiguos yugoslavos se mataban, los soldados se interponen. Una tarea de paz. Los cascos azules españoles se están desplegando en la martirizada Mostar como fuerza de interposición para asegurar el cumplimiento del alto el fuego entre croatas y musulmanes tras la firma del acuerdo de paz firmado el pasado 23 de febrero.La Agrupación Madrid ha comenzado a recibir refuerzos para completar su tarea. Después de un primer contingente de 25 hombres, otro s 120 embarcaron ayer en el aeropuerto de Sevilla con destino a Bosnia. Además de proteger los convoyes de ayuda humanitaria, vigila el alto el fuego, controla el armamento pesado, patrulla por la peligrosa línea del frente a lo largo del caudaloso Neretva y da cobertura a la guarnición eslovaca que maneja los transbordadores para salvar las dos orillas. Los puentes fueron las primeras víctimas del conflicto. Ahora se vislumbran indicios de que la paz, por fin, se abre paso en los Balcanes. Los cascos azules están empeñados en asegurar que ambas partes dejan de matarse y en congelar la línea de frente al menos en la actual situación.

Los nuevos cometidos españoles se concentran en Mostar, ciudad arrasada por los feroces y sucesivos enfrentamientos entre serbios, croatas y musulmanes bosnios. Unos 200 españoles han montado dos bases en Mostar, una en el este, musulmán, y otra en el oeste, croata.

"Estamos satisfechos del grado general de cumplimiento del alto el fuego, aunque sigue habiendo violaciones esporádicas, sobre todo por las noches", confirman mandos de la agrupación española. Para conocer el origen de las supuestas violaciones España ha desplazado este mismo lunes un radar antimortero con 22 hombres como dotación, que permite localizar con un error de muy pocos metros el origen del disparo.

Uno de los puntos más difíciles es el del control del armamento pesado. Los mandos aseguran que gran parte de este material está bajo su control. No obstante, musulmanes y croatas mantienen zonas vivas, también vigiladas por unidades de la ONU, para repeler un posible ataque de los serbios.

Los españoles se han volcado en tareas casi diplomáticas. Así, forman parte también de varias comisiones, una de ellas integrada por civiles y militares españoles, que están negociando el intercambio de prisioneros heridos, e incluso cadáveres. En Mostar, además, otro comité tripartito se encarga de estudiar sobre el terreno las quejas y denuncias de ambas partes sobre violaciones del acuerdo de paz. Un tercer comité está estudiando cómo acometer las tareas de reconstrucción de la ciudad, la posible conexión de las redes de agua y electricidad, asi como el restablecer la línea férrea de Mostar a Jablanica. La vuelta de los trenes sería un hermoso síntoma de paz.

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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