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Madrid y Londres están preparados para aceptar la minoría de bloqueo de 27 votos

Lluís Bassets

España y el Reino Unido están preparados para aceptar mañana las nuevas reglas de juego en las votaciones del Consejo de Ministros de la Unión Europea (UE), una vez se produzca la incorporación de Austria, Finlandia, Suecia y Noruega. Dichas reglas implican aumentar el actual listón mínimo de votos ponderados de 23 a 27. Madrid y Londres exigen como contrapartida que la antigua minoría de bloqueo de 23 votos obtenga algún tipo de reconocimiento y quede así prefigurada una corrección del peso de los pequeños países en la reforma del Tratado de Maastricht prevista para 1996.

Alemania, como país más obstinado en la ampliación de la Unión, está preparando una batería de fórmulas jurídicas que permitan coronar la ampliación y obtener la aprobación del Parlamento Europeo (PE), dando a la vez satisfacción a Londres y Madrid en el reconocimiento de algún tipo de estatuto especial a la minoría formada por dos países grandes y uno pequeño, o lo que es lo mismo, a los 23 votos sobre 90. El presidente y distintos portavoces del PE han asegurado que los tratados de adhesión no recibirán el imprescindible visto bueno de la Eurocámara si la nueva minoría de bloqueo no aumenta en proporción al nuevo número de votos del Consejo.El texto que se discutirá mañana tendrá la forma de una declaración política, jurídicamente no vinculante, como sucedió con las declaraciones anejas al Tratado de Maastricht destinadas a Dinamarca, en las que se reconocía los opting-out de este país en defensa, moneda y ciudadanía. Dicha declaración significará un compromiso de los Doce para cambiar los reglamentos de los Consejos y de todos los comités en los que hay votaciones por mayoría cualificada, de forma que se creará un procedimiento especial de arbitraje para los casos en que exista una minoría de 23 votos.

Cada vez que una votación arroje un resultado en la zona gris, es decir que tenga una minoría en contra entre 23 y 26, se suspenderá toda decisión durante un mes. La presidencia semestral rotatoria del Consejo de Ministros y la Comisión Europea se encargarán de buscar una solución y la presentarán a un nuevo Consejo de Ministros, que intentará de nuevo obtener una mayoría cualificada. En caso contrario, tendrán todavía otro mes para seguir negociando una nueva fórmula.

Alemania y su ministro de Exteriores, Klaus Kinkel, desean que al término del procedimiento se tome una decisión mediante el nuevo sistema de mayoría cualificada, mientras que el Reino Unido y España quieren que la suspensión pueda seguir indefinidamente mientras existan argumentos suficientes que lo justifiquen razonablemente.

La fórmula sobre la que está trabajando Alemania está emparentada con el Compromiso de Luxemburgo, obtenido en 1969 en la época del general De Gaulle entre Francia y el resto de la Europa de los Seis, en el que se abría el camino a que cualquier país paralice una decisión cuando están en juego sus intereses vitales. Dicho compromiso ha sido utilizado por Alemania y esgrimido como amenaza por Francia en varias ocasiones.

Faltan todavía muchos cabos por atar en el compromiso apadrinado por Alemania. Londres desea que sea jurídicamente vinculante. España insiste en ir mucho más allá de los dos meses de suspensión. Ambos países subrayan que el nuevo sistema de 27 votos, al igual que el compromiso sobre los 23, deben ser considerados como mecanismos provisionales, a la espera de la reforma de las instituciones en 1996. Fuentes españolas han asegurado que se está en el buen camino, pues "la minoría antigua ve reconocido su valor".

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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