Cada uno en su sitio

El número dos del PSOE, Alfonso Guerra, siguió ayer con gran atención las intervenciones de Felipe González. Incluso tuvo gestos propios de quien antes controlaba todos los detalles en un congreso. Así, cuando el secretario general regresaba a su silla tras el discurso inaugural, y como los aplausos no cesaban, Guerra le instó a que se levantase nuevamente para saludar.Pero cada uno estuvo en su sitio, y Guerra lo demostró cuando aplaudió con ganas las intervenciones de Rodríguez Ibarra y del portavoz guerrista de Andalucía, Carlos Sanjuán, en tanto que se mantuvo distante cuando tomó la palabra Javier Barrero, portavoz de los renovadores andaluces.

Hubo cuestiones que González obvió: la corrupción y los sindicatos. De la corrupción habló Narcís Serra, vicepresidente del Gobierno, quien pidió a sus compañeros austeridad y honestidad. También lo hizo el presidente madrileño, Joaquín Leguina: "Quien la haga, que la pague".

El vicepresidente propuso que en "la nueva etapa" se persiga "con firmeza" los comportamientos "irregulares o corruptos que han arrojado sombras sobre la política y sobre los socialistas".

También hubo referencias al liderazgo de González, que éste aceptó con buen grado porque que venían de Rodríguez Ibarra. González en su réplica nocturna se puso a disposición de sus compañeros. "Me daréis una alegría personal si decís que ya no queréis que esté al frente de la organización porque ya llevo 20 años", aseguran que dijo.