El presidente llama al orden

Félix Pons, quien compareció ante los informadores tras la reunión de la Mesa del Congreso, no sólo pidió disculpas a los ciudadanos porque, según dijo, lo ocurrido el jueves pasado "es inaceptable en democracia", sino que hizo un llamamiento en tono muy firme a "la serenidad y la reflexión".Para el presidente del Congreso, el escándalo pudo haberse evitado si todos hubieran cumplido sus obligaciones parlamentarias y añadió, en clara referencia al Gobierno, que una de las obligaciones no escritas "es estar presente en las sesiones". En lo que pareció un puyazo al Grupo Popular, Pons dijo que "cuando se produzcan votaciones con diferencias de uno, dos o tres votos, nadie puede tener la tentación, ni siquiera gratuitamente como ha ocurrido ahora, de lanzar imputaciones de fraude o tongo".

Pons, que se solidarizó con el presidente en funciones el día del escándalo, el socialista José Beviá, afirmó que en la sesión del jueves "se cometieron errores por parte de prácticamente todos los intervinientes".

En cuanto al problema de las entradas de diputados durante la sesión, que fueron denunciadas públicamente por Pilar Rahola (ERC) y Joxe Joan González de Txabarri (PNV), Pons insistió en que no ha podido comprobarse ninguna, y que nadie ha aportado ningún testimonio para esclarecer este extremo.

Los nombres que se han barajado de modo informal han sido comprobados por los servicios de la Cámara y todos ellos estaban sentados en su escaño, dijo Pons. En cuanto a la investigación abierta para intentar conocer quién votó por el diputado socialista Alberto Pérez Ferre, Pons dijo que la Mesa le ha encomendado la dirección de os trabajos que incluirán la citación de los diputados próximos al escaño vacío, del que alguien accionó el sistema de votación. La posible sanción no se contempla con claridad en el Reglamento del Congreso.