Los "ojeadores" no son rentables

Las estaciones automáticas de control del tráfico no bastan para averiguar el número de vehículos que atraviesan todas las intersecciones de una plaza. Los aparatos de medida automática se hacen un lío al contar cuántos coches torcieron a la derecha y cuántos a la izquierda en un cruce. Por eso, el Ayuntamiento recurre a los ojeadores del tráfico, personal que vigila cada uno de los movimientos posibles.El Ayuntamiento adjudica el trabajo mediante concurso, pero este año la empresa ganadora ha renunciado por motivos económicos. "No han debido de hacer bien las cuentas y ahora han comprobado que no les sale rentable el trabajo", explica Sebastián de la Rica, responsable de Circulación.

La tarea de los ojeadores del tráfico es sencilla: se turnan de siete de la mañana a once de la noche en una intersección y cuentan los coches que pasan. Sólo se ayudan con una máquina calculadora, el resto del trabajo lo hacen a ojo. "Suelen llevar una acreditación especial para evitar que les detenga algún policía por sospechosos", explica De la Rica.

En una ocasión, hace ya algunos años, el exceso de celo policial puso en aprietos a un técnico británico que elaboraba un conteo en las calles de Madrid para un estudio comparativo con Londres. "Tuvimos que ir a rescatarle de la comisaría porque no consiguió explicar a los agentes las razones por las que anotaba todos los coches que pasaban".