'Documentos TV' muestra las secuelas químicas en los hijos de los soldados de la guerra del Golfo
Es el esqueleto en el armario de la guerra del Golfo, la otra cara de la moneda de la triunfante campaña militar de la coalición aliada. Se llama, por el momento, síndrome de sensibilidad química múltiple. La denominación recoge las manifestaciones de las misteriosas enfermedades de origen aparentemente químico que sufren algunos veteranos de la guerra contra Irak. Documentos TV analiza hoy (La 2, 0.25) este síndrome con el reportaje La guerra sucia, en el que se aborda el nacimiento de niños con taras de difícil clasificación, hijos de veteranos del conflicto del Golfo.
Los primeros síntomas aparecieron durante 1991, cuando todavía no habían terminado las verbenas y marchas de acogida a los soldados que volvían de la guerra. El Pentágono reaccionó al principio restando importancia a los casos aislados que aparecían. Cuando hubo más soldados enfermos o mujeres de soldados que denunciaban los síntomas, la maquinaria se puso en marcha.En junio de 1993, un subcomité del Congreso escuchó diversos testímonios personales e informes médicos que aportaban detalles sobre la enfermedad: en algunos casos los soldados sufren diarrea crónica; en otros, una tos continua que deja manchas en la saliva. Otros sienten dolor en las articulaciones y un cansancio permanente.
Abortos
La alarma llegó a las esposas de los veteranos que habían quedado embarazadas al terminar la guerra. Se empezó a registrar un número anormalmente elevado de abortos sin causas conocidas, y de nacimiento de niños con defectos circulatorios y respiratorios.
Para Ammie West, coordinadora de una asociación de ayuda a los afectados por el síndrome químico en la base de Waynesboro, en Misisipí, éste ha sido el momento en el que el asunto se ha empezado a tomar en serio: "Los políticos pueden ignorar a los hombres, pero no pueden pelear contra una madre". Ammie West tiene un niño de ocho meses que sufre una rara enfermedad de la sangre y los médicos le han desaconsejado que tenga más hijos.
Las protestas de los veteranos, la extensión de los síntomas a los recién nacidos y el recuerdo del agente naranja que afectó a soldados norteamericanos que combatieron en Vietnam fueron suficientes, y el presidente Clinton firmó a finales de 1993 una orden que establecía "prioridad en la atención sanitaria para aquellos que pueden haber estado expuestos a sustancias tóxicas o a algún riesgo medioambiental".
Para entonces, el Departamento de Defensa ya había puesto en marcha una comisión especial para investigar los casos aparecidos, al menos 2.000, según Robert Roswell, director ejecutivo del proyecto, aunque otras fuentes creen que puede haber hasta 8.000 veteranos afectados. La comisión está presidida por Joshua Lederberg, un premio Nobel cuya especialidad son las enfermedades de difícil clasificación.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.