Crisis de ideas
En estos días en que a los políticos se les llena la boca con la, alparecer, omnipresente crisis económica, quiero yo llenar la mía con otra no menos preocupante: la crisis de ideas. Ultimamente asistimos imperturbables al masivo adocenamiento que algunos medios de comunicación están infiltrando en nuestras vidas. Me refiero más concretamente a la caja tonta. A veces me pregunto quién es realmente el culpable de este desafuero que tenemos por televisión: ¿la estatura mental de determinados directivos y publicistas sin escrúpulos? ¿La lasitud desmesurada de nuestra capacidad de raciocinio?Entre unos y otros están consiguiendo diluir la individualidad, narcotizar la imaginación y suprimir la capacidad de reflexión. Me resisto a pensar que nos merezcamos esta programación. Quizá todos debiéramos instar un serio debate sobre el modelo de televisión que queremos, y si llegamos a conclusiones razonables me gustaría confiar en que nuestros nietos no crecerán, como los jóvenes de ahora, embrutecidos por una insufrible pantalla que les convierta en eternos aprendices de seres humanos-
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