Bibliófilos y eruditos ya tienen una bibliolibrería
El local está en la Biblioteca Nacional
La Biblioteca Nacional venderá, a partir de ahora, sus publicaciones en una bibliolibrería que abrió ayer sus puertas en la planta baja del edificio del paseo de Recoletos. Dos librerías doctas de Madrid -Díaz de Santos y Marcial Pons- han obtenido la concesión durante 10 años mediante concurso público. Donde antiguamente existía un tétrico acceso a la Biblioteca, hoy se levantan aparadores en los que conviven sencillos catálogos a 400 pesetas y ediciones facsímiles que superan las 120.000."Para la Biblioteca es un día de gala. No es simplemente la inauguración de una librería propia como los grandes museos y bibliotecas. Es la posibilidad de seguir estrechando el contacto con el público. Nadie que nos necesite puede quedarse sin conocer nuestros servicios", señala Carmen Lacambra, directora de la Biblioteca Nacional.
Lectura cómoda
Cómodos sillones están ubicados estratégicamente por todo el local para que los visitantes consulten los libros. "Tenemos ediciones muy caras, como los dos facsímiles del Códice de Metz. Es bueno que los clientes puedan. repasarlas con detenimiento", señala María José, la encargada de la librería.
Toda la sala huele a pergamino, como las páginas del pequeño ejemplar de la Biblia moralizada del siglo XIII, que lleva las ilustraciones de la condena del infierno silueteadas en pan de oro. Eruditos, bibliófilos, investigadores, documentalistas y archiveros se repantigarán en los sillones.
Carlos Pascual, de la librería Marcial Pons y uno de los socios, está entusiasmado con la idea de atender "en terreno" las necesidades de los usuarios de la Biblioteca Nacional. "La sala tiene ciertas desventajas, como la falta de luz natural. Una librería debería ser un espacio diáfano que facilite el encuentro con el mundo de los libros", explica.
Para Carmen Lacambra, la directora de la Biblioteca, el proyecto de la librería forma parte de la segunda fase de "modernización" que se inició hace dos años. "Queremos acercarnos cada vez más al público. La última etapa acabará el año próximo con la inauguración del museo de la Biblioteca", comenta. Dicho museo, contiguo a la nueva librería, exhibirá en 3.000 metros cuadrados los grandes tesoros del fondo histórico.
Por ahora, en el selecto local de la librería -cuyas paredes están decoradas con páginas facsímiles del carísimo Códice de Metz- se pueden encontrar algunas joyas, que, si no se pueden pagar, al menos se pueden consultar."Lo primero es amar el mundo de los libros, pero también hace falta dinero", explica con realismo Julio Ferrezuelo, distribuidor de los cuidados libros de la editorial Casariego, una de las proveedoras. Él ha llevado a la bibliolibrería ejemplares facsímiles de la primera edición de Platero y yo a 2.250 pesetas, cuyo original, con una dedicatoria autógrafa del autor a su madre, fue prestado por el sobrino de Juan Ramón Jiménez. Pero también ha dejado ejemplares del Bestiario de Oxford del siglo XIII en pan de oro de 23,5 quilates. Un auténtico tesoro.
Bibliolibrería. Paseo de Recoletos, 20 (Biblioteca Nacional). De 10.00 a 14.30 y de 15.30 a 20.00. Cierra lunes por la mañana y abre el sábado por la mañana.
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