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XXXIII CONGREO PSOE

Una encarnizada la guerra familiar

El enfrentamiento en el PSOE gallego se convierte en una batalla de insultos

Xosé Hermida

El Partido dos Socialistas de Galicia, la quinta federación del PSOE en número de afiliados, se desangra en una interminable y encarnizada batalla interna. La frágil tregua abierta tras la dimisión del anterior secretario general, el renovador Antolín Sánchez Presedo, y su relevo por una comisión gestora que encabeza el guerrista Francisco Vázquez, alcalde de La Coruña, se ha roto. Una reunión del comité nacional acabó con un plante renovador y un intercambio de insultos como "tramposos" o "pistoleros". La situación se ha deteriorado tanto que es difícil pensar que los 20.000 militantes del PSOE gallego sigan perteneciendo al mismo partido."Esto es una guerra familiar", afirma el presidente del Grupo Socialista en el Parlamento autónomo, Ceferino Díaz, que no cree que pueda afirmarse que el partido está roto, pero advierte: "Si las relaciones humanas se deterioran en exceso, será difícil recomponerlo". La rivalidad política ha ido tan lejos que algunos dirigentes confiesan que en su interior han crecido "odios viscerales", avivados por el fracaso en las elecciones autonómicas del 17 de octubre.

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El espectáculo del sábado, 26 de febrero, en el comité nacional así lo confirmó. Poco después de haber consensuado la ponencia marco para el congreso regional de mayo, los guerristas perdieron una votación menor y decidieron anularla por considerar que se habían emitido más sufragios que delegados presentes. Los renovadores optaron por abandonar el comité en medio de una gran bronca y de acusaciones de fraude. Vázquez arremetió: "Son unos aventureros. Tenaces en el error y contumaces en la trampa".

Aunque dirigentes como Ceferino Díaz aseguran que la batalla se desarrolla "por arriba, pero no en la base", los enfrentamientos ya han provocado la deserción de un alcalde en Orense y el anuncio de dimisión de otro edil en La Coruña. A la sensación de que él caos se ha apoderado del partido también contribuye la ausencia de diálogo entre el grupo del Parlamento autónomo, de mayoría renovadora, y la dirección guerrista. Los renovadores sostienen que Vázquez no controla el partido, aunque haya logrado la dirección.

"Queremos seguir defendiendo", afirma el diputado regional Miguel Cortizo, destacado renovador, "un modelo de partido más democrático, donde no haya prepotencia ni autoritarismo". Son claras alusiones a Vázquez, considerado en los últimos 10 años como el auténtico poder del partido en la sombra, hasta que Sánchez Presedo decidió ir por libre y abrazó la causa renovadora. Vázquez no le perdonó la infidelidad y, tras la debacle electoral, se dispuso a ajustarle las cuentas.

Vázquez ha advertido a sus rivales que "la resistencia de las minorías está ya superada". Otros dirigentes de su confianza minimizan las maniobras renovadoras y recuerdan que los guerristas obtuvieron una victoria abrumadora en las asambleas comarcales para elegir los delegados al congreso federal. "El 75% de esos delegados apoya a la actual dirección", sentencia José Nogueira, hombre de confianza de Vázquez.

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Los seguidores de Vázquez centran ahora su estrategia en obtener representación en la ejecutiva que salga del congreso federal. "Exigirnos lo que nos corresponde como la quinta federación del PSOE, y vamos a pelear por ello", anuncia Nogueira. Si Vázquez saca tajada del congreso federal, habrá consolidado su poder en Galicia. Los renovadores están convencidos de que Felipe González no aceptará sus condiciones. "Con Vázquez en la ejecutiva federal, nos laminaría a todos", confiesa un dirigente renovador.

Ambos sectores proclaman su creencia en que se evitará la ruptura. A vueltas con la metáfora de la guerra familiar, Ceferino Díaz concluye: "Los conflictos matrimoniales pueden acabar en divorcio, pero es más normal que se arreglen amistosamente".

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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