El metal aleman aprueba la huelga en Baja Sajonia
Los más de 40.000 afiliados del sindicato IG-Metall en el Estado de Baja Sajonia (Alemania), han aprobado en referéndum la celebración de la primera huelga formal, en este sector, en los últimos diez años. Según un portavoz del sindicato, el resultado de la votación fue del 92,2% de votos favorables a la huelga.Para proceder al paro sectorial era necesario un apoyo del 75% de los trabajadores. En la huelga sectorial del metal de 1984, que provocó una caída del 0,5% en el producto interior bruto alemán, se habían pronunciado a favor el 80% de los afiliados al sindicato.
Con la huelga en el Estado de Baja Sajonia, que podría comenzar el próximo lunes, el sindicato IG-Metall trata de presionar a la patronal del sector para que vuelva a la mesa de negociaciones.
Las conversaciones para la firma del convenio colectivo quedaron interrumpidas después de que los empresarios, que quieren reducir costes en un 10%, propusieran la supresión de pagas extraordinarias y la prolongación de la jornada laboral. Los sindicatos pedían inicialmente una subida salarial comprendida entre el 5,5% y el 6%, negociable a cambio de garantías de mantenimiento del empleo.
Una vez conocidas las intenciones de los trabajadores, el presidente de la patronal del metal, Hans-Joachim Gottschol, ha hecho un llamamiento al sindicato para celebrar conversaciones hoy mismo. Según Gottschol, "existen todavía posibilidades de que ambas partes puedan alcanzar un compromiso aceptable".
Cierre patronal
En la huelga de 1984, en la que participaron 57.000 trabajadores, los empresarios respondieron con un cierre patronal, que afectó a 150.000 trabajadores.
En aquella ocasión, consiguieron la reducción progresiva de la jornada laboral hasta las 35 horas semanales, que debería terminar de implantarse en 1995 y que la patronal quiere revertir en esta ocasión.
La elección de iniciar la huelga en un estado que no se considera un baluarte de la industria del metal, como pueden ser los de Renania-Westfalia o Baden-Württemberg se interpretó desde el principio como un mecanismo de presión del sindicato para obligar a la patronal a volver a negociar.
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