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El tedio de la victoria vuelve a Getafe

El equipo madrileño resuelve con eficacia, pero sin brillo, su ppartido ante el Arosa

Un golpe de fortuna le bastó al Getafe para reencontrarse con la victoria. Las Margaritas no disfrutó de un buen espectáculo, pero sirvió como escenario para representar la más dura ley del fútbol. Aquella que otorga el mayor mérito y los dos puntos en litigio, lo realmente importante y perceptible, no al que mejor juega, sino al que es capaz de obtener un gol más que su adversario. Los getafenses lo entendieron así desde el principio e hicieron inmejorable un encuentro meramente terapéutico.Con la lección bien aprendida, el Arosa aguantó en pie casi una hora. El entramado defensivo dispuesto por el técnico gallego atrapó al Getafe en una red de 30 metros que rebajó el juego local a los mismos suburbios en los que se mueve el Arosa. Consciente de que, tras su primera derrota en casa, el Getafe es un equipo perdido en el que escasea la frescura exhibida en el inicio de la temporada, el conjunto gallego planteó un encuentro desagradable e inhóspito en el cual la consigna era esperar y sorprender. Así, el Arosa condenó al Getafe a la desesperación de no marcar en la primera media hora de juego. Los getafenses estaban acostumbrados a encauzar los encuentros en la primera recta, y equipos como el gallego, capaces de aguantar el empuje inicial, terminan por agotar las ideas de los jugadores y ralentizar sus movimientos mientras piensan cómo hincarle el diente al rival.

La recuperación de Michel en el lateral derecho, Jaime en el centro del campo y el dúo Julián Montero en ataque tampoco liberó a los getafenses de su pasado más reciente. A la postre, sólo quedó constancia del intento organizador de Guerrero, posiblemente el jugador más dotado para ello, pero la estadística desmintió cualquier esfuerzo: el primer disparo del Getafe llegó a los 35 minutos, a cargo de Montero.

Pero la simple enumeración también resaltaba la línea plana del encefalograma del encuentro. En toda la primera parte, sólo el disparo desviado de Montero y un lejano intento de Emilio de sorprender a Caballero se convertían en las ocasiones más peligrosas. El segundo tiempo respetó las directrices marcadas hasta que Julián cabeceó a gol con la inestimable ayuda de un defensa. La fortuna ponía al Getafe la victoria en bandeja y castigaba a un Arosa bien colocado, pero ineficaz y escasamente ambicioso.

Sólo el gol animó a los gallegos a adelantar sus líneas pero el Getafe se refugió en el gol de ventaja que reflejaba el marcador y olvidó definitivamente su condición de favorito. Dio por excelente el resultado. La presión del Arosa sólo encontró el camino del gol en la imprecisión del pase elevado y la pelota a la olla, verdaderos regalos para un Getafe concentrado en defensa. Y, mientras, el colegiado sacando tarjetas amarillas hasta rozar la quincena: demasiado color para tan poco partido.

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