La madre de la niña hallada con el duque de Feria niega su implicación en el rapto
Flora Trabajo, la madre de la pequeña Ana María, negó ayer haber participado o estar implicada en el rapto de la niña, presuntamente realizado por Sandra Alvarez, a petición del duque de Feria, el 4 de marzo de 1993. La sesión de la tarde fue aplazada por una amenaza de bomba que obligó a evacuar a los procesados. El aristócrata debe enfrentarse en unos meses a otro juicio -por abandono de familia- en el Juzgado de lo Penal número 4 de Sevilla.
Trabajo afirmó en la tercera jornada del juicio contra Rafael Medina y otras tres mujeres que hasta ese día no supo que su cuñada, Isabel Saltares, una de las procesadas, hubiera llevado con anterioridad a la pequeña al apartamento del duque.Vestida de negro, Flora Trabajo entró en el salón de plenos de la Audiencia de Sevilla esposada y escoltada por dos guardias civiles. Igual que los cuatro procesados, accedió a la sala de vistas por pasillos interiores para evitar su encuentro con los reporteros gráficos.
El presidente del tribunal, el meticuloso Antonio. Gil Merino, ordenó a los agentes que liberaran de los grilletes a la testigo. Y comenzó el interrogatorio. Flora dijo que el día de autos llevó a sus dos hijas menores -Ana María y Cristina- a una plazoleta cercana a su domicilio, donde las dejó en compañía de otros niños y de las madres de éstos. Se enteró de su desaparición cuando un hombre llamado Manuel Peracula llegó a la casa de su suegra -donde vive desde que se separó de su marido- acompañando a la pequeña Cristina, que lloraba amargamente.
Fue entonces cuando, según Flora, este hombre explicó que a su hija Ana María se la había llevado una chica joven en un taxi. Con este hombre, Manuel Peracula, un panadero jubilado que declaró ante el tribunal durante la tarde del martes, deberá mantener Trabajo un careo el próximo viernes, a petición de la defensa del duque de Feria. Peracula dijo el martes en el juicio que no vio a la pequeña Ana María en la plazuela, ni a la joven que supuestamente la raptó, y que sólo se encontró a Cristina llorando en la calle.
La testigo desveló a medias durante su interrogatorio la identidad de una vecina, Luisa, que estaba en la plazuela cuidando de su propia hija, amiga de Ana María. Luisa, que pudo ser testigo del supuesto rapto, no está citada en el proceso.Duro interrogatorio
El magistrado Gil sometió a un duro interrogatorio a Flora Trabajo para que explicara por qué no había hablado desde entonces con esa vecina por si podía aportar algún dato. "No tuve tiempo; no me dejaban en paz los periodistas", se excusó la madre de Ana María.
A preguntas del abogado Francisco Baena, defensor del duque, la madre de la chiquilla, que cumple condena por tráfico de estupefacientes, negó que hubiera vendido droga a Sandra Álvarez, a la que "sólo conocía de vista". También negó que conociera a la secretaria del aristócrata, Mercedes Almeida.
Los policías que detuvieron a Medina testificaron que éste negó entonces conocer a la pequeña y añadió que desconocia quién la había llevado a su apartamento. Parecía como si la niña estuviera allí por "encantamiento" dijo un agente.
El actual proceso no es el único al que se enfrenta el duque de Feria: dentro de unos meses debe comparecer ante la juez Esperanza Jiménez para -responder de una acusación de abandono de familia e impago de la pensión alimenticia de los dos hijos habidos con su ex esposa, la modelo Nati Abascal. El fiscal solicita para el aristócrata dos meses de arresto.
Un policía indocumentado
Lo nunca visto. Uno de los cuatro policías que testificaron ayer en el juicio se presentó en la sala indocumentado. Cuando la agente judicial le solicitó al funcionario número 21.414 el carné de identidad para anotar su filiación, éste tuvo que reconocer que no lo llevaba encima. "Le tendrían que aplicar la ley Corcuera", murmuró alguien de entre el público.El policía olvidadizo estuvo hábil el día del presunto rapto de la pequeña Ana María: él fue uno de los que localizaron en una parada del barrio de los Pajaritos al taxista Francisco Castro Maqueda, que había trasladado a la niña y a la joven Sandra Álvarez hasta el apartamento del duque de Feria. Ayer, en cambio, protagonizó el hecho más insólito de la jornada en la Audiencia Provincial de Sevilla.
Otro compañero, el inspector Sánchez Juste, también demostró ser un buen sabueso. Ayer explicó que al llegar el 4 de marzo de 1993 al piso del duque, reconoció rápidamente a la "señorita Mercedes", la secretaria del aristócrata, vestida "con una bata de caballero, de seda roja".
"¿Usted en qué whiskería trabaja?", preguntó Sánchez a Mercedes. Y ella confesó que lo había hecho en el club Payaso, lo que provocó la irritación de Rafael Medina y un "gesto de soberbia", según el funcionario. Éste resolvió entonces detener al duque y a su secretaria al "no ver nada claro el asunto".
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