"Las presas son animales de teatro"
He aquí una funcionaria de prisiones de 40 años que, una vez trabajando, estudió para ser actriz y después dirección de escena, y, al terminar de palpar todo, se dio cuenta de que con la cárcel de Carabanchel (antes Yeserías) tenía un mundo en las manos y muchas cosas por hacer. En 1985 fundó el grupo de teatro Yeses con las presas de la cárcel y, desde luego, muchas cosas han pasado. Empezaron con textos cortos de Arniches, pero luego vinieron Arrabal, lonesco, Paco Nieva, Darío Fo, J. L. Alonso de Santos... Y hasta ellas se lanzaron a escribir. Así nació Malbajío en 1990, que significa en gitano algo así como tener la negra. Fue un revuelo, y ganaron el premio accésit Calderón de la Barca. Con ésta y otras obras, las reclusas aprenden la dinámica teatral para ver las cosas más digeribles y que entre rejas también hay bambalinas.Pregunta. ¿Tendrá muchos problemas para ofrecer papeles masculinos?
Respuesta. Ellas son mucho más flexibles, les encanta Ponerse bigotes y esas cosas, pero en las cárceles de hombres son tan machistas que ni uno quiere hacer de mujer, ¡no vaya a ser que le hagan proposiciones deshonestas! Me encantaría que el grupo fuera mixto.
P. ¿Es una buena terapia?
R. Fundamental. Con el teatro las presas desarrollan su personalidad, el conocimiento y el aprecio hacia sí mismas. Es algo lúdico que empieza como un juego, pero ayuda a crear disciplina y, además, canaliza la agresividad en forma positiva.
P. El reality show es justo lo opuesto a lo que hace usted, diga algo a las audiencias cautivas del morbo.
R. La miseria hay que atacarla de una manera seria; no dar de llorar a nadie para que echen la lagrimita en el televisor y tranquilicen así su conciencia. Es hacer un espectáculo de la mierda. Hay cosas que veo, pero para hacer un estudio de lo que somos capaces los seres humanos. Es como echar a las personas a los leones.
P. ¿Les cuesta reírse con Arniches?
R. Tienen bastante sentido del humor. Les gustan las reminiscencias castizas, y esos personajes populares los desarrollan divinamente.
P. ¿Y es fácil concentrarse en los camerinos cuando está la policía fuera?
R. Tienen que acostumbrarse los policías y los jueces a que si se hace un trabajo dentro no puede morir dentro, hay que sacarlo, es un estímulo. Nunca ha ocurrido nada malo, no han dado ningún susto, así que desde aquí pido apoyo absoluto para que se las deje salir. Yo creo que desde 1985 hemos demostrado que sabemos trabajar; van entrando presas y van saliendo, pero el grupo sigue funcionando.
P. Cuando dicen adiós a la cárcel, ¿quieren seguir siendo actrices?
R. Hay muchas que están muy preparadas; estas chicas, además, tienen una gran intuición, son verdaderos animales de teatro.
P. ¿El grupo Yeses es de los pioneros?
R. Sí, yo creo que es el más conocido; en las cárceles españolas no hay un grupo de esta trayectoria ni con esta continuidad.
P. ¿Qué pasa, le están cortando ahora?
R. No, estamos empezando a salir otra vez, pero yo pensé que estábamos creciendo y que lo lógico era cada vez subir más, sin embargo, hay parones y no quiero que eso suceda; quiero que haya gente progresista en los mandos.
P. ¿En qué están ahora?
R. Estamos con unas obras de Ángel Camacho, y quiero hacer Malbajío 2. Queríamos decir muchas cosas sobre la cárcel en Malbajío, y ahora debemos seguir.
P. ¿Entienden bien el dramatismo de los clásicos o prefieren el de Malbajío, porque lo ven suyo, más natural?
R. Prefieren el suyo, y eso es lo que me parece más dramático; sus vidas las toman como algo natural, ven ya normal vivir en la cárcel, y están tan saturadas que no sufren. Para ellas, lo dramático es que una compañera se haya muerto y se ha acabado. Yo tengo el álbum lleno de chicas muy jóvenes que se han muerto, por el sida o por la droga... y eran chicas que tenían muchísima gracia en el escenario.
P. ¿Qué tal cuando cada día vuelve a la Cava Baja, a su casa?
R. Me siento muy fundida con mi barrio; todos nos conocemos. Me gusta Madrid, ¡con la de cosas que se pueden hacer! ¡Para mí sería impensable vivir en una provincia!
P. ¿Sería también impensable dirigir teatro en una cárcel de provincias?
R. ¡Eso es tremendo! Cuando estuve en León en 1978, yo era una funcionaria con sombreros que metía guitarras... La cárcel es también una guitarra ¿por qué no?, ¿por qué nos vamos a poner serios?
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