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El otro 'Schindler'

El austriaco Julius Madritsch salvó la vida a centenares de judíos

El vienés Julius Madritsch, mencionado varias veces en la película sobre el holocausto judío La lista de Schindler, cayó en el olvido, a pesar de que demostró tener tanto valor como el personaje cinematográfico mitificado por Steven Spielberg y salvó la vida de centenares de judíos.Madritsch, propietario de una fábrica de uniformes donde empleaba a casi 4.000 presos, confesó en sus memorias que combatió el sistema nacionalsocialista en una lucha a vida y muerte, según revela la historiadora austriaca Erika Weinzierl en su libro No fueron suficientes los justos.

Su estrategia fue eficaz. Director de dos fábricas de ropa en Cracovia, en las que trabajaban polacos y judíos, consiguió ampliarlas y convenció a los alemanes para que las declararan "de interés para la guerra", lo que proporcionó importantes ventajas a los trabajadores.

Tras la evacuación del gueto de Cracovia, Madritsch pudo concentrar como si fuesen obreros de sus fábricas a 232 hombres, mujeres y niños, y llevarlos a Tarnov bajo el pretexto de "acelerar la realización de un encargo urgente en interés del armamento".

El empresario austriaco probó tener especial talento organizativo para obtener ropa y zapatos y estableció -con la ayuda de judíos de Estados Unidos, el Reino Unido y otros países, a través de Suiza- un servicio de ayuda humanitaria que disponía incluso de medicamentos. Además -según confesó abiertamente en sus memorias-, recurrió al soborno para obtener de las autoridades alemanas el permiso de conceder a sus obreros primas en forma de alimentos.

Siguiendo adelante con su plan, fue el único empresario privado que obtuvo permiso para levantar barracas en el campo de concentración de Plaszov para que 2.000 presos trabajaran allí por encargo suyo, situación que quedó fijada en un acuerdo con las SS en septiembre de 1943.

A pesar de ello, Madritsch no consiguió salvar a la mayoría de sus obreros: al retroceder el frente tuvieron que retirarse también las empresas, y fue evacuado el campo de Plaszov. Mil obreros de sus fábricas fueron trasladados a Auschwitz y Mauthausen entre 10.000 presos.

Madritsch logró quedarse con 500 presos con la excusa de que los necesitaba para trabajos de desescombro, y unos 100 pudieron ser reclutados para la producción de lanzagranadas, escapando así del campo de exterminio. El empresario permaneció en contacto con los presos hasta marzo de 1945; él mismo fue detenido el 3 de noviembre de 1944 en Cracovia y trasladado a Berlín, porque su nombre figuraba en una lista de un movimiento de resistencia polaco, pero fue puesto en libertad por intervención de sus amigos.

Después de 1945 reanudó sus relaciones con sus antiguos protegidos, que en Israel fundaron un Club de Amigos de Madritsch. Murió en Austria en junio de 1984.

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