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XVII JUEGOS OLÍMPICOS DE INVIERNO

La falta de promoción amenaza el deporte español

ENVIADO ESPECIAL El deporte mundial estuvo ayer pendiente de Lillehammer, donde se inauguraron los XVII Juegos Olímpicos de Invierno. Sin embargo, España no puede vibrar, porque la penuria de su participación se lo impide. La falta de promoción ha llevado a un desastre que después de los Juegos de Verano de Atlanta 96 se puede generalizar. La falta de promoción tras haberse transferido las competencias a las autonomías corre camino de desembocar en un colapso total. Fernando Bolín, presidente de la Federación de Vela, es quien primero lanza la voz de alarma.

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El rey Juan Carlos, que se encuentra en la localidad noruega en compañía de la Reina y de las Infantas, manifestó que con su presencia quiere dar ánimos a los deportistas españoles para que "luchen con el cuchillo en la boca hasta el último momento" con los mejores resultados posibles. Don Juan Carlos considera que los responsables del deporte deben trabajar para conseguir que "aumente la afición al esquí" en nuestro país "para que haya nuevas figuras".Preguntado sobre qué faltaba, en su opinión, en España para lograr una mayor afición a los deportes de invierno, el Rey dijo: "Creo que nieve, y mayores facilidades en cuanto a instalaciones" y más facilidades también para el aprendizaje desde la infancia.

Ayer desfilaron 13 españoles en la ceremonia de apertura. Ellos no tienen la culpa de ser casi las cenizas de lo quemado que está el deporte invernal español. Antes siquiera de comenzar las competiciones, ya se pueden confirmar puestos. Uno de los esquiadores, Ovidio García, ha participado en los primeros entrenamientos del descenso de la combinada. De 12 participantes ha quedado el noveno. Cuando se sumen los más fuertes, que preparaban el descenso absoluto de hoy, caerá todavía más en la clasificación. Mejorará en el eslalon y quizá hasta consiga un puesto que los técnicos federativos consideren bueno para sus posibilidades. Pero será incluso en la combinada, una prueba suma del descenso y el eslalon que viene a recoger a los que, no son brillantes en ninguno de los dos. Y, en cualquier caso, la cuestión es que todo el esquí español, los siete participantes de alpino, más los dos de artístico y los tres de fondo, junto a la patinadora artística, han venido para contar sólo a sus nietos algún día que estuvieron en unos Juegos Olímpicos.

La situación, sin embargo, ahora centrada en los deportes de nieve y hielo, no es una casualidad. El esquí arrastra muchos años la penuria, sólo paliada durante años porque apareció el milagro de Blanca Fernúndez Ochoa. La Federación Española de Deportes de Invierno no ha sido capaz de crear una élite, y algunas excusas pone para ello. La principal, que durante muchos años no ha encontrado apoyo en las familias para que dejen a los niños estudiar en colegios de montaña, donde pueden, a la vez, entrenarse. Precisamente, Blanca salió de uno de ellos. Pero no hubo continuidad, y la siguiente queja es que las comunidades autónomas, responsables en España del deporte de promoción, lo han desatendido.

Las federaciones españolas siempre han encontrado disculpas en cualquier cosa para lavarse las manos. Tuvo que venir el programa ADO de ayudas olímpicas antes de Barcelona para que, después de romper muchas barreras, se demostrara que, con una mínima planificación, el deportista español no tiene por qué surgir de la improvisación histórica ni del milagro. Incluso el impulso de 1992, aunque se hayan reducido las ayudas, alcanzará para el 1996 en Atlanta. Así piensa el presidente de vela, Fernando Bolín, el deporte más laureado, pero que también ha sido el primero en lanzar la voz de alarma para el futuro: "Mi temor está en el 2000. ¿Quién va a estar allí? No hay promoción en las autonomías y el recambio entonces no existirá. Por poner sólo un ejemplo, no hay una sola regata importante de clases olímpicas entre el Miño y el Bidasoa. Las federaciones territoriales tienen muy poca ayuda, y como los clubes son soberanos deciden lo que quieren, y eso suelen ser las regatas de cruceros", señala.

El esquí español, ahora, dice haber encontrado nuevamente los apoyos, trabajando directa' mente con el deporte escolar, y está preparando niños para los Juegos de Nagano, en 1998. Es una historia vieja que no acaba de cuajar.

Daniele Fioretto, el director técnico que convalece de una angina de pecho en Madrid, víctima quizá de tanta frustración profesional y hasta personal tras haberse separado de Blanca Fernández Ochoa, incluso piensa que en los Campeonatos del Mundo de Sierra Nevada, el año próximo, tendría que haber algún éxito. Es muy optimista. Demasiado, porque, si no surge la mínima esperanza aquí, en los Juegos de Invierno de Lillehammer difícilmente, en una temporada, se puede pasar de la mediocridad a la élite.

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