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Estados Unidos y Japón fracasan en su intento de evitar una guerra comercial entre las dos potencias

Antonio Caño

El Gobierno de Estados Unidos estudia la posibilidad de aplicar sanciones comerciales contra Japón tras el fracaso de la reunión celebrada ayer en Washington entre el presidente norteamericano, Bill Clinton, y el primer ministro japonés, Morihiro Hosokawa, quienes reconocieron públicamente su incapacidad para llegar a un acuerdo que permita corregir el enorme desequilibrio comercial entre las dos principales potencias económicas del mundo.

"No lo pudimos conseguir. A partir de ahora no tengo idea de lo que puede ocurrir " , dijo un apesadumbrado Clinton al comparecer ante los periodistas tras su entrevista con Hosokawa, quien admitió la necesidad de reducir el superávit de 50.000 millones de dólares que su país tiene con Estados Unidos, pero dijo no compartir las propuestas norteamericanas para conseguirlo.Un alto funcionario norteamericano anunció posteriormente que Washington responderá "rápida, responsable y cuidadosarnente" a una situación comercial cuyos términos son en la actualidad "inaceptables". Esta misma fuente dijo que el Gobierno norteamericano estudia "un abanico de opciones" a tomar, que incluye la imposición de sanciones.

El fracaso de la cumbre de Washington deja abierta así la posibilidad de una guerra comercial que puede perjudicar al conjunto de la economía mundial. Bill Clinton trató de serenar los ánimos al afirmar que es necesario ahora "abrir un proceso de reflexión", aunque insistió con firmeza en que es necesario que el mercado japonés se abra a los productos norte americanos. "Si Japón tiene nuevas propuestas, nuestras puertas permanecen abiertas, pero Japón tiene que entender, por último, que su mercado tiene que abrirse", dijo Clinton en una conferencia de prensa conjunta en la que él y Hosokawa, dos jóvenes reformistas que se caen mutuamente simpáticos, difícilmente pudieron mantener las apariencias.

Estados Unidos acusa a Japón de no cumplir con el acuerdo marco firmado, por los dos gobiernos el pasado mes de julio en Tokio y en el que se contempla una mayor apertura del mercado japonés. Ahora ambos países entienden de manera diferente ese acuerdo, que tuvo que ser vago para ser acuerdo. Washington considera que es necesario fijar indicadores que cuantifiquen en cifras el volumen de productos nortearnericanos que penetran en Japón.

Tokio se opone a esa medida porque considera que hipotecaría el futuro de la economía japonesa. La cumbre de ayer -y la que las dos delegaciones sostuvieron el jueves hasta las dos de la madrugada- estuvo centrada en tres sectores comerciales precisos: automóviles, seguros y servicios públicos.

Tanto Clinton como Hosokawa explicaron que, con su postura, estaban tratando de defender los intereses nacionales, lo que ha conducido a una crisis que pone en peligro de forma global las cruciales relaciones entre Estados Unidos y Japón.

Tensas negociaciones

En los últimos días, la negociación entre ambos países ha sido tan tensa que funcionarios norteamericanos manifestaron ayer que el principal propósito de Bill Clinton en su reunión con Hosokawa era el de salvar las relaciones globales entre Washington y Tokio.

Después de un año de agrias acusaciones mutuas, durante el que florecieron en Estados Unidos sentimientos antijaponeses entre la población, las relaciones bilaterales habían entrado en una fase más positiva desde que Clinton y Hosokawa asumieron, el mando.

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