Falta de solidaridad
Hay jóvenes que no se inmutan lo más mínimo cuando van cómodamente sentados en el transporte público y se acerca por los pasillos alguna persona de edad avanzada. Pánico me da pensar que quizá alguno de estos jóvenes, sentados con el insoportable peso de su carpeta de apuntes sobre sus piernas, esté destinado, mañana, a administrar, por ejemplo, un presupuesto del Estado para las pensiones de vejez. Sólo me reconforta pensar que hay otros muchos jóvenes que a toda costa pararán sus pies.Creo que todos debiéramos recapacitar sobre esto y darnos cuenta de que estos hechos dan muestra de la más absoluta carencia de solidaridad, que por otra parte va siendo cada vez más necesaria.-
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