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Racismo nazi para fanáticos eslavos

Hoy se pretende juzgar a VIadímir Zhirinovski por incitar a la guerra en su libro La última ofensiva hacia el Sur. El intento difícilmente tendrá éxito, ya que el máximo líder del Partido Liberal Democrática (PDL), VIadírnir Zhirinovski, goza ahora del inmunidad parlamentaria y es dudoso que la Duma (la Cámara baja del Parlamento) dé luz verde para procesarlo. Pero lo que preocupa al observador occidental es que el mundo de los nacionalistas no se limita a Zhirinovski y que no se hace nada por combatirlos, aunque existen recursos legales para hacerlo.Obras francamente nazis se vienen vendiendo desde hace varios años en la Federación Rusa, y lo más sorprendente es que hoy esta práctica continúa abiertamente, ante la vista gorda de las autoridades, en las salas más prestigiosas de Moscú.

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La razón de Hitler

"¡Hitler tenía razón! Sí, es así. Este hombre, el más extraordinario de la época contemporánea, en realidad tenía razón. Tenía razón cuando levantó la bandera de la verdad aria contra la corrupción y la mentira extranjera. Tenía razón cuando de nuevo anunció al mundo las olvidadas leyes eternas de la vida. Tenía razón cuando se resistió tanto al enfermizo materialismo -el comunismo- como al capitalismo financiero. Sí, es así. ¡Hitler tenía razón! Pero no sólo la tenía; la tiene también ahora. Su legado del racismo idealista es tan actual y vitalmente importante como entonces, cuando fue enunciado por primera vez".

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La cita está tomada de Narodni Stroi, órgano del Frente de Acción Nacional Revolucionaria. Este periódico, que afirma que los rusos deben casarse con eslavos y germanos y que lo más horrible son los matrimonios con negros y judíos, se podía comprar hace una semana en el centro de Moscú, en la famosa Sala de las Columnas, donde se celebró uno de los duelos entre los ajedrecistas Gari Kaspárov y Anatoli Kárpov y donde generalmente se vela a los altos funcionarios -antes soviéticos, ahora rusos a secas- cuando mueren.

Junto con el citado órgano, se vendía también abiertamente la Rússkaya Gazeta con el programa del Partido Ruso -que lucha por "liberar a Rusia del yugo masón-sionista"- y el proscrito K Toporú (Tomemos el hacha), que, entre otras cosas, reproduce una obra antisemita de Dietrich Eckart y explica las metas del Partido de la Derecha Radical, entre las que está el cobrar a los otros pueblos que habitan en la Federación Rusa por utilizar el ruso, idioma que es declarado "propiedad exclusiva del pueblo que lo ha creado".

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