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Los pasajeros, encantados

Air Europa invadió ayer el monopolio de Iberia en el puente aéreo Madrid-Barcelona

El Boeing 737 de la compañía Air Europa parecía ayer la sala de fiestas del barco de Vacaciones en el mar. Champaña a discreción, rosas, música estilo Broadway, una tripulación que destilaba felicidad, azafata rubia de ojos azulísimos, discreta y exquisita feminidad. Cada uno de los 18 vuelos de ayer fue una fiesta inaugural. Pero todo este encanto era la munición de un auténtico avión de combate, lanzado a 31.000 pies de altura a una velocidad de crucero de 950 kilómetros por hora, según dijo el comandante Pons por la megafonía. La misión era acabar con el reinado absoluto de Iberia sobre la línea celeste que une a Madrid y Barcelona.Air Europa es la primera compañía privada que ha obligado a Iberia a bajar de las nubes. La reacción a la ofensiva no se hizo esperar: Iberia contraatacó ayer mismo, anunciando una reducción de sus tarifas.

Con Air Europa se puede volar de una a otra capital por 10.000 pesetas. Para menores de 25 años y mayores de 60 la tarifa es de 6.900 pesetas. En los asientos de Iberia costaba viajar 14.950 pesetas. A partir de hoy, entre las 9.00 y las 16.00 horas, y a partir de las 20.00 horas, saldrá el billete por 3.000 pesetas menos.

Los redimidos pasajeros están encantados. Pierre, un rubio publicista francés residente en Barcelona que vuela con frecuencia a Madrid, celebró así el estreno de Air Europa: "¡Esto es fantástico! Por fin hay en España tarifas europeas, porque los precios eran d vergüenza". Herminio del Valle, un representante de productos farmacéuticos que viajaba hacia Barcelona, estaba feliz en su asiento, dejándose invitar a "champán", como llamaban las azafatas del vuelo Madrid-Barcelona al mismo "cava" semiseco que ofrecían las del trayecto Barcelona-Madrid. "Se nota en todo: cuesta 10.000 pesetas menos, son amabilísimos en el trato, y además se va a descongestionar el puente aéreo los viernes y los lunes, que se formaban unos cristos que no había, quien se hiciera responsable de nada", brindaba Del Valle.

El comandante Manzano, contemplando tras sus gafas negras el puzzle ocre de cosechas sobre el que conducía como una seda 40 toneladas de avión, no lo dudaba: "Esto es un hito para los viajeros españoles; pero a mí no me llama la atención, porque he trabajado en muchas compañías y estaba acostumbrado a transportar a turistas a todas partes del mundo con muchos mejores precios y servicios de los que había en España".

Pero tras el entusiasmo regado con tres copas de cava -una en el despacho de billetes, otra en el mostrador de facturación y la tercera en pleno vuelo- traslucía el escepticismo. Hoy ya no habrá burbujas doradas y rosas pata todos, sino café para los pasajeros de la mañana y zumos o refrescos para los vespertinos. "Lo que hace falta es, que esto se mantenga así; hoy [por ayer] ha sido estupendo, pero a partir de mañana ya veremos... ", advirtió el comerciante catalán Jaime Navarro nada más pisar tierra madrileña

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