Pantualizaciones sobre adopción

En contestación a la carta de Ana María Debbane, del 18 de enero, con respeto:1. Le agradezco su lectura, pero lo que contesta no se deduce en oposición a mi artículo. Estoy de acuerdo en sus opiniones sobre el acogimiento, y la adopción, pero no en sus apreciaciones sobre mi profesionalidad ni en el espíritu que en ellas refleja. Creo que usted confunde la trivialidad con el respeto y la ternura, que otras personas han apreciado.

2. El artículo es literario, no es un caso clínico, y está dedicado, aunque no apareciera en el encabezamiento, a los padres biológicos y a sus hijos que con su decisión hacen padres a parejas estériles o a personas que desean acoger.

3. La historia de Luis no es un idilio. Si usted lee atentamente se dará cuenta de que Luis protesta cuando todo parece tener que estar bien (adopción de papeles) y se queja de que él sigue triste.

4. La tristeza representa en el artículo una roca difícil de abordar en los niños de acogimiento y de adopción. Roca contra la que chocan los padres adoptivos y los profesionales que trabajamos en este campo.

5. Durante años he trabajado en informar del acogimiento como un proceso lleno de esfuerzos y en coordinar grupos para reflexionar sobre las dificultades del mismo. Muchas veces la información es oída, pero el deseo e adoptar-acoger es tan grande que no permite escuchar. Otras veces, las personas que desean adoptar-acoger dicen que el amor lo cura todo y el profesional que informa sabe que tiene que esperar a que ese deseo de cura por amor ceda.

6. Precisamente porque no me parece que la cura por amor sea una cura ventajosa es por lo que el psicoanálisis, al que me dedico, representa una de las escasas terapias que no tratan de anestesiar, sino todo lo contrario.

7. En cualquier caso, gracias por leerme y por demostrar que está usted vivamente interesada por el tema, aunque su respuesta creo que no le corresponde a mi artículo.-