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ANIMALES EN LA CIUDAD

Los que se llevan la mala fama

La leyenda negra del doberman responde a adiestramientos inadecuados

Cada doberman lleva a su lomo unas líneas de la leyenda negra que arrastra su raza. Los expertos niegan que existan razones para considerar a estos animales especialmente agresivos. No es cierto que les crezca el cerebro más de lo normal o que se vuelvan locos irremediablemente. "Es una mentira como una casa", afirma Cristeda Fraile, presidenta de la Asociación Madrileña de Veterinarios de Animales de Compañía, que reúne a 400 especialistas."Los doberman tienen un margen de seguridad muy pequeño", explica el veterinario Miguel Ángel Fernández. Eso quiere decir que su respuesta agresiva, si está mal adiestrado, es menos controlable que la de otras razas. Fernández opina que los doberman entrenados para defensa y ataque deben tener muy reforzada la obediencia al dueño.

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"Igual que todos los perros adiestrados para atacar al extrafio", matiza Cristeda Fraile. Evidentemente, no todas las razas tienen las mismas características, y un doberman nunca se comportará como un caniche: es muy inteligente, fuerte, nervioso y, como todas las razas del grupo de defensa y ataque, tiene un potencial agresivo. Depende del ambiente, la educación e incluso los antecedentes genéticos del perro que se desarrolle o no.

Fraile aconseja no entrenar a los perros para defensa si van a convivir con una familia en un chalé. "Si lo que se pretende es que el can imponga respeto, pero que también juegue con la familia, lo ideal es adiestrarlo en obediencia". Hay muchas razas adecuadas. Un pastor alemán, doberman o schnauzer gigante atrona con sus ladridos, pero no tiene por qué ser peligroso.

Psicología animal

Fraile aconseja elegir bien al adiestrador. "Un profesional serio prueba al perro durante unos días antes de recibir una peseta. No todos los canes son adecuados para el entrenamiento que se pretenda dar", explica. También debe decidir si debe adiestrar al perro o no en función del ambiente en el que va a vivir. "Por ejemplo, un rottweiler enseñado a atacar es una bomba de relojería en una casa normal", señala Fraile. "Cuanto más bombo se dé un adiestrador, menos fiable es", advierte; "muchos se presentan como especialistas en psicología animal porque han hecho un cursillo; en España no existe esa especialidad, ni siquiera entre los veterinarios".La clave reside en que el dueño conozca y controle a su perro. Un guitarrista de 28 años, F. L., cayó por un hueco de escaleras desde un cuarto piso porque el perro de su casero (un pastor alemán) se abalanzó sobre él cuando éste abrió la puerta. "Iba a pagar el alquiler y por un poco me niato", recuerda. Milagrosamente voló sólo dos pisos y se rompió la muñeca. "Podía haber denunciado al dueño, pero preferí no tener líos", suspira.

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Los perros agresivos, además de correa, deben llevar bozal en la vía pública. Algunas compañías de seguros incluyen en los seguros de hogar la responsabilidad civil por los daños que causen los perros. El Código Penal establece multas de 750 a 7.500 pesetas a los dueños que dejen sueltos animales 'feroces o dañinos"; el civil considera al propietario responsable de los perjuicios que cause, aunque se le escape o extravíe, aunque la norma no rige si el daño es por culpa de quien lo ha sufrido.

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