Los empresarios de zarzuela dudan de que el Teatro de Madrid reanime el género lírico
Los promotores critican el reducido aforo y la lejanía de la sala
Hace justo un siglo, en 1894, la zarzuela vivió su mejor momento. Aquel año se estrenaron cinco obras -jamás se repitió tal fecundidad-, que llenaron los teatros. ElAyuntamiento pretende ahora que 1994 sea, de nuevo, el año de la zarzuela. Por ello, en el pleno de ayer se ratificó la adjudicación del Teatro de Madrid a un empresario del género. Sin embargo, los promotores de toda la vida son pesimistas. Muchos, ni siquiera se presentaron al concurso. "Hice el cálculo y con 100 millones de subvención no iba a ninguna parte", asegura uno de ellos, Pedro Luis Domínguez.
Los empresarios coinciden en que el aforo limitado del Teatro de Madrid, que no tiene más de 600 butacas, y su ubicación en La Vaguada, fuera del circuito habitual de los teatros, atentan contra el porvenir del género chico en su nuevo local."No me interesa ir a taquilla a ese teatro. El aforo es mínimo. Una semana de zarzuela, con una orquesta y un coro pequeños, de 20 personas, me cuesta seis millones de pesetas. Es mucho dinero para tan pocas butacas", señala Andrés Novo Gómez, empresario del género.
"No falta público, pero lo están matando los productores que no tienen afición", comenta Evelio Estévez, un cantante lírico que desde hace 12 años tiene su propia compañía. "Es una incógnita lo que pueda ocurrir en el Teatro de Madrid. Personalmente, tengo mis dudas", añade. Otro empresario, Pedro Luis Domínguez, además cree que la función de noche será un problema. "No hay metro ni autobús, que, es el transporte que usa el público de la zarzuela, eminentemente popular".
El 17 de febrero se cumplen 100 años del estreno de La verbena de la paloma, probablemente una de las más representadas en el último cuarto de siglo. "El público se queja de que hacemos los mismos títulos, pero si rescatamos obras desconocidas, no va y nos arruinamos", reclama María Dolores Travesero, profesora de canto y socia de una compañía de zarzuela y ópera.
Julio Gómez de Salazar es un amante nostálgico de la, zarzuela. Conductor de una tertulia sobre Madrid -los lunes, a las ocho, en Cabestreros, 9, sede de la asociación de vecinos La Corrala- se le iluminan sus ojos gastados cuando cuenta que la zarzuela La Gran Via estuvo en cartel cuatro años seguidos, de 1886 a 1890. "El día del estreno el público consiguió, con sus bises furiosos, que la representación se alargara cinco horas. Al final, los actores pedían de rodillas que les dejaran marchar. Con La verbena de la paloma el Teatro de Madrid inaugurará su larga temporada de zarzuela en marzo. "No hay que descubrir el género, hay que destaparlo", explica el director musical Manuel Moreno Buendía, socio de la empresa adjudicataria del Teatro de Madrid. "Aunque tengamos llenos diarios, no cubriremos los costes. Por eso recurriremos al patrocinio privado. El gran inconveniente de la sala es su escaso aforo y su distancia del centro de la ciudad, pero no tenemos miedo", agrega.
Temporada de verano
Moreno Buendía, tampoco teme la competencia con el Centro Cultural de la Villa, que consagra el verano a la zarzuela, ni a la temporada del Teatro de la Zarzuela, que dura un mes. "En verano llevaremos la compañía que formaremos a provincias", dice Moreno Buendía. Antonio Guirau, director, del Centro Cultural de la Villa, programa zarzuela en verano para complacer a los madrileños que no veranean y a los turistas nacionales y extranjeros. "Tenemos llenos totales", asegura.
El erudito Gómez de Salazar está convencido de que el público madrileño prefiere la zarzuela a la ópera. "En la ópera hay mucha sangre, los madrileños prefieren que les cuenten la historia de su vecino. Un empleado de Lavapiés no se identifica con las tragedias de Aída", aclara. A finales del siglo pasado, los 28 de diciembre, se formaban colasen los 10 teatros que ofrecían zarzuelas.
El cantante lírico Rafael Castejón cree que ahora los aficionados a la zarzuela lo pasan mal porque está de capa caída. Por eso él se ha alejado del género., "Nadie la cuida. Hay pocas compañías y no son buenas, no por falta de talento sino de medios. Sobreviven gracias a las giras por provincias. Los decorados son muy cutres. Espero que los del Teatro de Madrid acierten", explica.
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