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Tribuna:GUERRA EN LOS BALCANESCADA DÍA POR SARAJEVO.
Tribuna
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No hay lágrimas, no hay esperanza,

En Sarajevo, el recuento de perdedores de cada día supone 8 muertos y 50 heridos desde hace casi dos años

En mi quinto día en Sarajevo no veo más que un perro: el único. ¿Adónde han ido a parar los demás? Hace tiempo viví en Berlín Occidental, otro enclave: allí no había escasez de perros. Pero no es así aquí, en Sarajevo, en enero de 1994. Supongo que había dos perros, si contamos al anciano que ladraba en la acera bajo el aguanieve. Quizás él también quería que se lo comieran. Pero en Sarajevo aún no se ha llegado hasta el extremo de comer perros; todavía no. Quizás sólo sufría un ataque de nervios. La lotería diaria pone nerviosa a la gente que está atrapada en la ciudad.Ha sido una semana normal en Sarajevo, lo que significa una media de 600 proyectiles diarios. No son proyectiles pequeños. ¿A quién darán cada día?: ésa es la lotería. El recuento de perdedores de cada día: ésa es la lotería. El recuento de perdedores de cada día supone unos ocho muertos y 50 heridos. Mañana habrá una nueva lotería, y al otro día, y al siguiente. Esto viene ocurriendo desde hace casi dos años. Naturalmente, ha afectado a los nervios de algunos, pero ha cambiado a todos. Unos pocos ladran como perros, pero la reacción más común es. helarse. Casi todo el mundo parece sufrir una congelación del alma. La congelación del alma no es fácil de apreciar desde fuera; bueno, quizás hay una forma: no he visto sonrisas en Sarajevo, ni lágrimas.

No hay sonrisas, no hay lágrimas, no hay perros. Y no hay esperanza. Y tengo miedo porque la gente sin esperanza podría empezar a odiar la propia vida. Pero sí sé una cosa: estas personas no son diferentes de mí. Y todavia no odiamos la vida.

¿Qué está ocurriendo?, pregunto. Un amigo me dice que se está llevando a cabo un importante experimento europeo. Es arquitecto y siempre duerme en el suelo del recibidor, porque allí hay menos posibilidades que en el dormitorio de que un francotirador pueda disparar sobre él. Explica que se está ensayando con la gente de Sarajevo el dilema del imperio soviético en desintegración. Creen que la aniquilación de Sarajevo mostrará cómo enfrentarse a los problemas étnicos y al desmoronamiento social en el Este. Una nueva ostpolitik acorde con los tiempos.

Una población problemática está rodeada y es ignorada por el resto del mundo. El experimento de Sarajevo muestra el camino para la nueva ostpotik: media Europa se está destruyendo a sí misma.

Pero esta gente no quiere autodestruirse. Somos nosotros los que la estamos destruyendo con el experimento político más terrible desde la II Guerra Mundial. Estas 380.000 personas atrapadas no son diferentes de nosotros y quieren escapar; todos desean desesperadamente abandonar Sarajevo, no lo duden. Pero son rehenes en un horroroso campo de concentración, en el que la ONU vigila las puertas y decide quién puede salir, es decir, nadie, porque nadie quiere que salgan, a excepción de los propios rehenes.

Ni un solo país europeo los quiere, ni el Reino Unido, ni Francia, ni Suecia ni Dinamarcanadie. Con objeto de obtener apoyo para los bosnios, se les llama musulmanes, lo que sugiere que pertenecen a otra especie y no pueden ser asimilados. Esto es parte de la gran mentira europea, concebida para justificar el en cierro y aislamiento [de este pueblo]. Pero no son más musulmanes que yo protestante; en otras palabras, casi no son musulmanes. No he visto ni un velo en Sarajevo, y el día en que la gente empiece a llamarme autor pro testante" empezaré a comprender la ira de estos musulmanes.

Están atrapados, y día tras día sufren una lenta tortura por bombardeo. Por la noche me siento en la oscuridad y miro por la ventana. Observo los lentos fogonazos de las explosiones que iluminan el cielo de vez en cuando. Por la noche está bastante tranquilo; me figuro el cansancio y el tedio en los emplazamientos de morteros allí arriba, en las colinas que rodean la ciudad; imagino el frío y la humedad. Ese ejército asediador, que lanza sus proyectiles con una sensación cada vez mayor de melancolía y tal vez de inutilidad, como si sólo estuviera llenando un vacío.

De esta melancolía europea, de esta desintegración europea, somos parte al mismo tiempo que nos damos la vuelta. No; al contrario que Kuwait, estos cautivos no tienen petróleo y, por tanto, no tienen un papel que desempeñar en el nuevo orden mundial, sólo en la nueva desintegración.

Pero, por lo demás, son como nosotros, europeos modernos que viven en una bella capital europea, un centro cultural, ahora arrasado casi por completo. Una tarde estuve en lo que era la biblioteca nacional, ahora destruida, que en otro tiempo albergó tesoros fabulosos.

Estaba dentro, bajo la lluvia.

Una vez hubo un incendio en la biblioteca de Alejandría, como resultado del cual perdimos gran parte de nuestro conocimiento histórico almacenado. La muerte de un ser humano, es como la muerte de una biblioteca: las aptitudes, las ideas, el conocimiento y la experiencia se pierden en un segundo. Pero una biblioteca representa la sabiduría combinada de muchas personas. Ahora, la biblioteca de Sarajevo también ha desaparecido, con sus documentos únicos y su conocimiento histórico único.

Estamos exterminando la historia europea. Camino por la ribera del río, siguiendo la ruta tomada por el archiduque Franz Ferdinand antes de ser alcanzado por el disparo que inició la 1 Guerra Mundial. Las balas de los francotiradores, silban entre las colinas. Solía haber un monumento curioso en el puente Príncipe: la huella en el cemento del asesino serbio del archiduque.

Era serbio, y hasta hace dos años era un héroe nacional. Cuando los serbios destrozaron con sus bombardeos la biblioteca nacional extrajeron la huella del suelo y la arrojaron al río. La historia puede ser destruida de muchas formas. Pero se destruye en cualquier caso.

Esta semana, la ciudad, que pronto será borrada del mapa, celebra un décimo aniversario. En 1984 se dio la bienvenida a los jóvenes del mundo a una celebración de paz: los Juegos Olímpicos de Invierno de 1984 en Sarajevo. Las recuerdo bien. Los Juegos Olímpicos representaban el sueño de construir una catedral global, de crear una religión global para la juventud del mundo, para el juego de los hombres. Esta religión secular tenía que tener sus lugares sagrados, sus ciudades olímpicas.

Sarajevo 1984 fue esa catedral. Ahora el templo está ardiendo; las pistas, los edificios, los lugares sagrados de la iglesia olímpica, son profanados y el movimiento olímpico hace lo que el resto del mundo: vuelve la cara, en silencio. Allí hubo una vez una catedral olímpica. El movimiento olímpico debería cuidar de sus lugares sagrados, si es que se toma en serio su credo. Pero guarda silencio, como los jóvenes del mundo, como el resto del mundo.

Aun así, en Sarajevo se está aplastando mucho más que eso. Mientras el aguanieve cae sobre la ciudad y figuras encogidas y retorcidas corren de un lado para otro, resuenan explosiones amortiguadas entre las colinas y los cuerpos destrozados yacen en los hospitales, sus rostros desfigurados y heridos a imagen del negro corazón de la ciudad. Pero esto es el corazón de Europa y hay 380.000 personas que siguen esperando. Es nuestro deber hacernos responsables de ellos.

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