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Entrevista:LA HUELGA DEL 27-E

"El Gobierno nos manda a la negociacion colectiva con una mano atada a la espalda"

El veterano líder ugetista vivió la víspera de la huelga bajo la presencia cercana de su retiro. El joven dirigente de CC 00 vivió la víspera de la huelga bajo la molestia de una alergia.Pregunta. El obispo de Tarragona ha dicho que si él fuera un trabajador haría la huelga. ¿Creen que esa frase le hará ganar feligreses entre los parados?

Antonio Gutiérrez. Con esa actitud creo que ganará más aprecio social, y demuestra estar más próximo a los problemas de la gente que el Gobierno.

Nicolás Redondo. Para mí demuestra una sensibilidad social que siempre es de agradecer, se trate de un clérigo o no.

Pregunta. Da la impresión de que ha influido en ustedes la intuición de que no hacer nada equivaldría a un suicidio, a un descrédito como organizaciones representativas. Pero entre la pasividad y la huelga general ¿no hay alternativas más imaginativas y que ayuden a crear empleo?

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Gutiérrez. Si hay que experimentar con fórmulas nuevas, hay que pedirle al Gobierno que no experimente con los intereses y derechos de todo bicho viviente. Como se agreden de forma tan generalizada y abusiva los derechos de todo el mundo, aquí los ensayos imaginativos no quedan más que como frases. Lo que correspondía era una respuesta como ésta.

Redondo. Las movilizaciones del pasado 25 de noviembre tenían un carácter disuasorio. La respuesta de mañana no es desproporcionada, dada la gravedad de las medidas que el Gobierno se ha empeñado en tomar. Medidas que suponen una contrarreforma laboral, e incluso un contramodelo social. Unas medidas que inciden directamente sobre 20 millones de personas.

Pregunta. Ustedes han dicho que los trabajadores no iban a entender que UGT y CC OO no hicieran nada ante esa reforma. ¿Creen que la sociedad entendería que no se haga nada ante una pérdida de empleo que es superior a la de otros países europeos y una creación de empleo que es inferior a la de esos países?

Gutiérrez. La gente de lo que está harta es de no entender por qué, tras asumir sacrificios una y otra vez, y con la flexibilidad que ya existe, tenemos un capital y una comunidad económica incapaz de crear empleo, de producir y de poner a este país a la altura de otros países.

Redondo. En EL PAÍS se han publicado sondeos que mostraban que un 75% de los españoles pedían un cambio de la política económica. Por tanto, no somos sólo los sindicatos los que lo decimos, es una demanda generalizada. Y la grave situación del desempleo no ha llegado por rigideces del mercado de trabajo, sino por el fracaso de la política económica, y mientras ésta no se corrija, el paro y la crisis se seguirán acentuando.

Pregunta. ¿Qué permite pensar que hay más razón, no más enojo, en la sociedad que ustedes invocan como respaldo que en el 90% de un Parlamento elegido por esa sociedad hace siete meses?

Gutiérrez. Cuando la inmensa mayoría de la sociedad, como in dica la encuesta que cita Nicolás, se muestra contraria a esta política económica está pensando en que le tienen que cuadrar las cuentas que le afectan, las del empleo, por ejemplo, mientras que un Gobierno busca más que le cuadren las cuentas entre las paredes del Parlamento, olvidándose de que la estabilidad se ha de lograr en la sociedad.

Redondo. La paradoja que se debería mirar es cómo en un asunto tan definitorio de lo que son opciones de izquierda y de derecha se pone de acuerdo el 90% del Parlamento sin haber negociado ni consensuado en absoluto estas medidas. Porque es el Gobierno quien de manera unilateral toma estas medidas y, claro, la derecha política se sube al carro entusiasmada y aplaudiendo. El Estatuto de los Trabajadores lo negociamos con la UCD durante meses. Y ahora, de manera unilateral, se cambian 25 artículos sin negociación ni consenso con los sindicatos.

Pregunta. El Gobierno ha afirmado que si después de la huelga ustedes llegan a acuerdos con los empresarios, incluirá esos acuerdos en la reforma.

Redondo. Eso es una argucia dialéctica, que no vale. ¿Por qué no lo han hecho antes? Podían haber dicho: no llevaremos al Parlamento ninguna modificación sustancial del mercado de trabajo si previamente no hay acuerdo entre empresarios y sindicatos. Eso es lo lógico, lo coherente y lo honesto.

Pregunta. El Gobierno sostiene, con el respaldo de otras fuerzas políticas, que no se pueden dilatar indefinidamente unas medidas que resultan urgentes por la gravedad de la crisis.

Gutiérrez. Este Gobierno está abusando demasiado de presentar políticas milagreras, y cada vez que lo ha hecho, en lugar de milagros económicos o sociales, nos ha deparado una situación más calamitosa. No hay reforma laboral que sea un ungüento milagroso, la purga de Benito, contra el desempleo. Si queremos hacer, y tendríamos que hacer, reformas estructurales a medio plazo, bien vale tomarse el tiempo necesario.

Yo también creo que es una argucia del Gobierno tratar de derivar la negociación hacia empresarios y sindicatos. Él mismo llegó a decir al inicio de la negociación que el acuerdo era imposible con la CEOE porque estaba en posiciones extremas. El Gobierno sabe de antemano que el acuerdo entre empresarios y sindicatos no es posible. Es más, el Gobierno no puede quedarse en el pozo de la salud después de haber tirado todas las piedras para provocar el conflicto social. La reforma depende en gran medida de él.

Redondo. No lo digo como piedra arrojadiza , pero sí todo se tiene que hacer por consenso de sindicatos y empresarios, ¿cuál sería la diferencia de opciones entre la derecha y la izquierda? Un Gobierno progresista sabe que siempre tiene la posibilidad de promulgar normas en favor de los trabajadores cuando el consenso no puede lograrse.

Pregunta. La reforma propuesta por el Gobierno da más autonomía a los empresarios, pero también a los sindicatos. La sustitución de la dependencia del Estado por la negociación entre sindicatos y empresarios ¿no es para ustedes un valor?

Gutiérrez. La premisa es falsa. El eufemismo de la autonomía no puede encubrir que hay un claro desequilibrio: se da mucho más poder a los empresarios. No es verdad que se refuerce la negociación colectiva. Se debilita esa negociación, porque desde la movilidad funcional hasta la concepción misma de la nómina depende de la arbitrariedad empresarial.

Pregunta. Depende, en muchos asuntos, de que haya acuerdo con los sindicatos.

Gutiérrez. No. Para la movilidad funcional, una empresa tenía que pasar previamente por un periodo de negociación y en caso de desacuerdo resolvía la autoridad laboral. Ahora, el empresario puede hacer los cambios y si no se está de acuerdo es el trabajador quien tendrá que recurrir al juez. Se nos manda a la negociación colectiva, pero con una mano atada a la espalda, mientras la CEOE tiene las dos manos bien libres.

Pregunta. Si las dificultades económicas se han traducido en España en el despido de trabajadores, ¿no conviene buscar otras Vías de adaptación, para que el despido de trabajadores deje de ser la única salida?

Gutiérrez. Si ya hay una flexibilidad enorme en la entrada al mercado laboral, y hay un índice de eventualidad en el empleo sin parangón, cuando hay dificultades económicas digo yo que por una vez habrá que pensar que lo que falla es la productividad del capital que lo que falla es una orientación que debería estar más encaminada a la inversión productiva.

Redondo. ¡Lo que está pasando es tremendo! Antes te podían despedir por razones económicas o tecnológicas. Ahora a eso añaden motivos de producción o de organización, y no en lo que está presente, sino por o que pueda venir. iTe pueden poner un tercio en las plantillas n la calle cada tres meses! Cuando la gente esté pagando las consecuencias se dará cuenta.

Pregunta.

¿Qué piensan ustedes cuando economistas solventes muestran que ni siquiera con un crecimiento del 3% del producto interior bruto, y ahora la situación es de decrecimiento, se crea empleo en España?

Gutiérrez. Pues pensamos lo mismo que dicen esos economistas en sus conclusiones: que cuando se ha quebrado la ecuación entre crecimiento económico y crecimiento del empleo hay que buscar otro modelo de desarrollo, otras vías...

Redondo. Cuestiones de teoría económica no las podemos transformar en un problema teológico, de fe. Sería como decir: vamos a seguir aplicando esta política económica que esto ya cambiará. Y, mientras tanto, miles de personas van al paro.

Economistas por economistas, hay un manifiesto de 240 economistas, miembros de 21 universidades, que muestran que con esta política económica vamos al traste. Y rompen algunos tabúes, que han aparecido aquí como preguntas, en relación con la influencia de la rigidez del mercado de trabajo...

Gutiérrez. De los economistas más solventes, los políticos demagogos que se hacen pasar por serios y así son tenidos por algún editorialista panfletario, lo que hacen es quedarse con las premisas, pero nunca con las conclusiones.

Algunos premios Nobel han planteado reducciones de salarios, pero siempre están vinculadas a cambios en el comportamiento del capital, a la búsqueda de nuevas vías de desarrollo.

Pregunta. ¿Quizá ésta no ha sido una negociación en sentido estricto porque el Gobierno no tenía en el bolsillo nada, según él, para darles a cambio del esfuerzo que les pedía?

Gutiérrez. No hemos ido a negociar pidiendo más salario, sino que se comportase razonablemente conforme al IPC previsto; no hemos pedido más gasto social, sino mantener derechos y prestaciones. Fuimos sabiendo muy bien lo que queríamos, racionalizar el mercado laboral de acuerdo con políticas económicas y empresariales que crearan empleo, y el Gobierno ha estado dando palos de ciego, hasta aprobar la reforma.

Redondo. El Gobierno ya dijo que aunque hubiera un pacto por el empleo el paro seguirá aumentando. Le dijimos al presidente que era una premisa fundamental el cambio de política económica. Y pedimos que el sacrificio fuese equiparable y útil. Y ha sido todo lo contrario. Ha habido un sacrificio para muchos y prebendas para otros. Hemos ido a negociar para crear empleo, y no pedimos contrapartidas. ¿Es la misma situación la de los partidos nacionalistas? El Gobierno estaba muy interesado en el acuerdo político, y parece que ha habido contraprestaciones.

Pregunta. Usted ha dicho que el PSOE querrá recuperar el inicial Estatuto de los Trabajadores cuando esté en la oposición. ¿Ve ya tan cerca ese momento?

Redondo. No digo que mañana, pero que va a estar en la oposición parece lógico. En todo caso, yo creo que la gente está preocupada con algunas lenguas de trapo, con dialécticas que no responden a las necesidades de la sociedad. Lo que se pregunta es qué pasa con tantos millones de parados.

Pregunta. Quien quiera acudir a trabajar mañana ¿podrá hacerlo libremente?

Gutiérrez. Sí, yo espero que pueda hacerlo libremente. Pero que no lo haga, para no hacer tonterías y no tirarse piedras en su propio tejado. Cualquiera que depende de un salario alto o bajo, con empleo estable o poco estable, como favorezca la imposición de las reformas con su pasividad, yendo a trabajar mañana, se acordará mucho tiempo del 27 de enero.

Redondo. El que quiera puede ir a trabajar, porque nunca se ha coartado ese derecho. Antes de las huelgas generales se abre el falso debate, como cortina de humo, sobre los piquetes coercitivos... Pero como hace poco que ha habido elecciones, lo que la gente sí está haciendo es sacar conclusiones sobre qué se dijo y qué se hace.

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