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Un militar mata a una amiga al disparar una pistola que creía descargada

J. B. El sargento paracaidista Juan Carlos Franco Ramos, de 32 años, asegura que Teresa C. M. O., una amiga de la familia, tomó la pistola por el cañón creyéndola descargada y ésta se disparó cuando él mantenía el arma por la empuñadura. Murió en el acto. Vecinos de Franco relataron ayer las fuertes disputas vividas entre el militar y su esposa, y otro aseguró que fueron las dos hijas de ambos las que jugaban con la pistola cuando ésta se disparó el domingo por la noche en casa de los Franco.

La bala nueve milímetros Parabellum que descargó la pistola del sargento paracaidista alcanzó a Teresa C. M. 0., de 29 años en la mandíbula y le causó la muerte casi instantáneamente. Teresa se encontraba de visita en el domicilio del militar en Alcalá de Henares acompañando a la esposa de éste, María Encarnación Vaquero, y a sus dos hijas.El sargento, que está detenido, declaró a los agentes del Cuerpo Nacional de Policía que él acababa de llegar a su casa, situada a un kilómetro del cuartel de la Brigada Paracaidista de Alcalá de Henares, cuando se desencadenó, la tragedia. Era n las 21.45 del domingo, ha contado Franco, cuando Teresa, por curiosidad, cogió el arma por el cañón para observarla, mientras él la sostenía por la empuñadura. En ese momento, y de manera fortuita, se disparó, alcanzando a Teresa.

Una de las vecinas, que vive bajo el piso de la familia Franco, fue la única persona del bloque que escuchó el llanto de las do! hijas de Juan Carlos y "también de personas mayores". Esta misma mujer fue la que relató ayer a los periodistas que era fiecuente oír fuertes discusiones entre María Encarnación y su marido militar. En cuanto a la víctima del suceso, ninguno de los vecinos consultados ayer la conocía.

Disputas

Agustín, militar retirado y vecino de Juan Carlos Franco, aseguraba ayer que en una ocasión, y a requerimiento de la esposa del sargento, tuvo que subir a su domicilio para mediar en una disputa conyugal. Según dicho militar, en aquella ocasión el sargento Franco no dejaba entrar en casa a su esposa y sus hijas.Tras llamar a la puerta y observar que Juan Carlos Franco no le contestaba, animó a María Encarnación a que llamara a la Policía Militar para que ésta la auxiliara y "si fuese necesario, que tirase la puerta abajo".

Javier Márquez, encargado de un bar cercano, sirvió un café a Juan Carlos Franco y a su esposa a las cinco de la tarde del domingo, horas antes del suceso. Javier asegura que el sargento es un hombre simpático y charlatán y que nunca ha tenido problema alguno con él. Ayer afirmaba que un vecino, que tuvo en su casa a las dos hijas de Franco tras lo sucedido, contó en el bar que las niñas les habían relatado que eran ellas las que jugaban con la pistola cuando la amiga de sus padres, Teresa, les arrebató el arma y, creyendo que no estaba cargada, se disparó.

El cadáver de Teresa se encontraba tendido en un sillón, frente a otro que suele ocupar el sargento Franco.

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