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Reportaje:

Rehabilitaciones al trote

Un picadero de Brunete aplica un novedoso tratamiento para minusválidos a lomos de caballo

Octavio Cabezas

Para los pacientes de María Erns-Traut, de 60 años, el caballo y no el perro es el mejor amigo del hombre. Un joven espástico con problemas de comunicación, una superviviente de un accidente de tráfico que estuvo un año en silla de ruedas, una mujer con secuelas de una parálisis infantil y un chaval con escoliosis aguda (desviación de la columna vertebral) acuden semanalmente al picadero El Espino, en Brunete (2.600 habi tantes), a rehabilitarse a lomos de un equino.Todos ellos han mejorado su condición gracias a la hipoterapia, una forma de gimnasia terapéutica para personas disminuidas físicas y psíquicas, enfermas e inadaptadas desarrollada fundamentalmente en Alemania y de la que María Enrs-Traut es pionera en España donde introdujo su terapia hace ya 15 años.El secreto de la hipoterapia consiste, según María,. "en realizar toda una gama de ejercicios de rehabilitación bien erguido sobre la grupa de un caballo en vez de encima de la colchoneta de un gimnasio".Además, está el beneficio psíquico. "Imagínese la sensación que experimenta al subirse al animal alguien que va en silla de ruedas o con muletas, o lo bueno que es para un autista o para un ciego el establecer una relación afectiva con el caballo", concluye con vehemencia.Ella misma es beneficiaria de una técnica terapéutica que le curó, hace ya 18 años, un grave pinzamiento de las vértebras.Aguilucho y Fandango son los dos jacos sobre cuyos lomos montan -al trote- los pacientes de María. Tranquilos y confiados, soportan con estoicismo los ejercicios que ella y su ayudante, Antonio, ayudan a realizar a uno de' los enfermos. "Cualquier caballo no vale para esto", argumenta María.' "Hace falta que tengan una especial morfología, un balanceo simétrico en los andares, un entrenamiento específico en doma clásica y, sobre todo, un carácter equilibrado", comenta.

También es preciso que el monitor tenga una preparación adecuada y contar con la supervisión de un psicólogo o de un fisioterapeuta, según los casos. "De lo contrario", asegura María, "se corre el riesgo de provocar lesiones o contracturas al paciente". Para evitarlo, asiste desde hace 15 años a seminarios y cursillos en Alemania, Francia y los países escandinavos, los más avanzados en este terreno. Además, ha inventado toda una serie de ejercicios con ayuda de cintas de colores, pelotas de tenis y balones.

Empeñada en predicar su particular evangelio por todos los centros de asistencia a minusválidos, María Erns-Traut no cesa de maquinar iniciativas. Quiere el patronazgo de la infanta Elena y sillas portuguesas, que sujetan los muslos al lomo del caballo.

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