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Roberto Mendoza ocultó al presidente de J. P. Morgan la inspección del Banco de España

Las autoridades entregaron el informe sobre Banesto al vicepresidente del banco norteamericano

El Banco de España hizo entrega del acta y el informe de los Servicios de la Inspección Bancaria en el Banco Español de Crédito (Banesto), concluidos a finales de septiembre, al vicepresidente de J. P. Morgan y consejero en el banco español, Roberto Mendoza para que el primer accionista -el fondo Corsair, donde el banco participa al 10% y actúa como gestor- tuviera conocimiento cabal de la situación de la entidad española tras la ampliación de capital de 94.000 millones de pesetas llevada a cabo el pasado verano. Sin embargo, el presidente de J. P. Morgan, Dennis Weatherstone, ha manifestado no poseer constancia de dicho informe del banco emisor.Fuentes autorizadas señalaron a este periódico que la carta enviada por J. P. Morgan al Banco de España en las horas previas a la intervención de Banesto, el pasado 28 de diciembre, no fue considerada por las autoridades monetarias españolas como un elemento de peso por la sencilla razón de que venía firmada por Roberto Mendoza, vicepresidente del banco norteamericano y miembro del consejo de administración de Banesto.

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Dicha carta expresaba el apoyo al equipo de Mario Conde, pero no desarrollaba ningún plan para recapitalizar el banco. El tercer tramo de la ampliación de capital, que J. P. Morgan se había comprometido a colocar "según las condiciones del mercado", tampoco ocupaba en la citada carta un lugar especial.

En saco roto

En cierto sentido, la misiva de Roberto Mendoza confirmaba algo que las autoridades monetarias ya sabían, a saber, que sus esfuerzos iban dirigidos a evitar que el presidente de J. P. Morgan, Dennis Weatherstone, tuviera conocimiento exacto de la situación. ¿Por qué? Es sencillo: el tercer tramo de la ampliación -400 millones de dólares o 56.000 millones en bonos con.vertibles- era notoriamente insuficiente frente a las necesidades de saneamiento cifradas en 503.000 millones de pesetas por el informe de la inspección bancaria.

Era evidente, pues, que el esfuerzo del banco emisor para que la situación de Banesto fuera analizada con los nuevos datos disponibles había caído en saco roto. Pero esto lo pudo saber el Banco de España de manera directa: el presidente de J. P. Morgar no recibió ni el informe de la inspección ni un resumen de la nueva situación.

Dennis Weatherstone, de nacionalidad británica, escaló a la presidencia de J. P. Morgan a primeros de 1990. Los tres ejercicios del banco (1991, 1992 y 1993) han sido muy rentables, después de las pérdidas registradas en 1989 -unos 1.300 millones de dólares- como resultado de la crisis de la deuda externa de los países en vías de desarrollo.

Fuentes solventes han indicado que Weatherstone pone en práctica, como en casi todos los grandes bancos norteamericanos, un estilo de gestión colegiada y que, por tanto, la propuesta de Roberto Mendoza en relación con Banesto fue apoyada desde el primer momento, aun cuando en el consejo y la comisión ejecutiva de Morgan hubiese puntos de vista divergentes. Sin embargo, Mendoza no informó, a tenor de las informaciones existentes, de un aspecto crucial: los hallazgos del Banco de España durante el año 1993 plasmados en el informe de finales del mes de septiembre pasado.

El 'affaire' de Violy

Los avatares de este informe en manos de Mendoza se suman, asimismo, al desenlace del affaire de Violy de Harper. La ejecutiva de J. P. Morgan, que realizó junto con un equipo del banco norteamericano el famoso informe de marketing sobre Banesto, en 1992, tras rumores persistentes sobre su abandono forzoso del banco norteamericano, anunciaba en Nueva York, antes de Navidades, que se pasaba a un banco de inversiones -el Wolfansohn- que también sería, como J. P. Morgan, asesor financiero de Banesto.

El citado informe, de medidados de 1992, era una presentación de carácter comercial "elaborada exclusivamente para beneficio y uso interno de Banesto" y consistía en una serie de filminas sobre la evolución del banco en 1988-1992, en las que se declaraba que "a medida que los inversores conozcan la estrategia, el precio de venta de la acción de Banesto deberá subir".

Con todo, los rumores y el plan de saneamiento impuesto por el Banco de España, a finales de noviembre de 1992, llevaron al entonces presidente de Banesto, Mario Conde, a hacer público dicho informe originalmente destinado "para uso interno".

En este contexto es más fácil entender la memorable frase que pronunció el gobernador del Banco de España, Luis Ángel Rojo, ante Roberto Mendoza cuando éste le entregó la carta de apoyo a Mario Conde, en vísperas de la intervención: "Usted es el vicepresidente de Morgan, usted no es Morgan".

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