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Tribuna
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Pobres renovados

En la ejecutiva del Panama (Partido Nacionalista Madrileño) hemos recibido con alborozo la Iniciativa de los ediles rebeldes, Blanco y Mota, Mota y Blanco, tanto monta monta tanto, de enriquecer el espectro político de la autonomía sietestrellada con la posible fundación del PRP (Partido Renovador de los Pobres). El Panama y nuestros socios del PICHI (Partido Integrista Castizo de Hermandad Incondicional) ya no estamos solos con el PRIM de Piñeiro, un partido con nombre de general catalán que ha sido hasta hace poco adalid solitario del neonato nacionalismo madrileño, un fenómeno que dará mucho que hablar en los próximos meses.Lo de renovar a los pobres madrileños, sobre todo a los que ejercen su oficio a las puertas de las iglesias, que siguen siendo galdosianos irredentos, es una iniciativa digna de encomio. No se trata de vestirles de diseño ni de financiarles para que dejen de ser pobres, con lo cual se supone que automáticamente se borrarían del partido en cuestión. Cuando Blanco y Mota repartan su patrimonio entre los desheredados para ejercer en condiciones como líderes de los pobres renovados, sus bienes serán empleados para educar a los pobres catecúmenos en los principios del madrileñismo, contenidos en libretos de zarzuela, sainetes de don Ramón de la Cruz y comedias de Arniches. El nacionalismo castizo reivindicará el cheli como lengua oficial, obligatoria desde la enseñanza primaria, sustituirá los mítines políticos por quermeses de rompe y rasga y patrocinará clases de chotis y de manubrio, y cursillos de cómo lucir airosamente el mantón de Manila o calarse la parpusa ladeada sobre la oreja.

El nacionalismo castizo madrileño es inevitablemente conservador y de derechas de toda la vida, pedestre y rupestre, y aunque se mueve en la órbita del Partido Popular, sus representantes más ortodoxos, como los blancos moteados, empiezan a desmarcarse del fascismo light de Álvarez del Manzano. Cuando los castizos gobiernen en la villa y en la autonomía, la ciudad se parecerá por fin a un escenario permanente donde representar a perpetuidad La verbena de la Paloma, orquestada por Luis Cobos, porque lo hortera no quita lo posmoderno. Más chulos que un ocho, los nacionalistas madrileños elevarán a Matanzo al rango de ministro de Asuntos Exteriores comunitario y entonces nos van a oír...

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