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El 'agujero' de Banesto supera los 370.000 millones

Alfredo Sáenz, vicepresidente del BBV, nuevo máximo responsable de la entidad

La primera alarma se registró ayer a las 15.00 horas cuando la Comisión Nacional del Mercado de Valores acordó la suspensión de la cotización de las acciones de Banesto, que estaban sufriendo una profunda caída -6,56%- al bajar su precio de 2.135 a 1.995 pesetas. La decisión de la Comisión era sólo el primer paso visible de un proceso que culminaría con la intervención del Banco de España.Pero, en realidad, las autoridades ya estaban sobre el tema seriamente desde hace días. Las cuentas del tercer trimestre habían despertado una gran inquietud sobre todo por el fuerte aumento de la morosidad de los créditos. Según el Banco de España, el agujero de Banesto alcanzaba los 450.000 millones de pesetas, mientras que el propio Banesto reconocía 370.000.

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Ante esta situación, a finales de la semana pasada las autoridades monetarias dieron un ultimátum a Mario Conde para que encontrase un socio español para hacerse cargo del banco. Conde no lo encontró y se trasladó a Nueva York, donde intentó desesperadamente conseguir una tabla de salvación de su socio el Banco JP Morgan y del nuevo asesor, el banco de inversión James D. Wolfensohn. Los esfuerzos fueron en vano.

Ha sido precisamente en medio de estas negociaciones cuando se produjo el desplome de las acciones y se precipitaron los acontecimientos. En medios financieros internacionales existen bastantes sombras sobre la forma en que se efectuó el segundo tramo de la ampliación de capital dirigida por el J.P. Morgan, que tampoco estaría muy satisfecho de la evolución de Banesto.

Los presidentes de los grandes bancos españoles se enteraron pasado el mediodía de la petición del gobernador del Banco de España de que "alguien representativo de cada gran entidad bancaria" formara parte del nuevo consejo de administración. A lo largo de la conversación que Luis Angel Rojo mantenía con cada uno de ellos iba recibiendo la contestación inmediata: Alfredo Sáenz (BBV), Marcial Portela (Argentaria), Epifanio Ridruejo (BCH), Matías Rodríguez Inciarte (Santander) e lldefonso Ayala (Popular) son consejeros con responsabilidades ejecutivas en cada uno de los bancos en los que trabajan.

En la conversación telefónica de Rojo con los presidentes de los bancos, el gobernador les transmitió dos mensajes: la petición de que uno de sus principales ejecutivos se comprometiera en el nuevo órgano de gestión y que "no seamos activos en la captación de depósitos que puedan querer salir de Banesto", en palabras del presidente de uno de los bancos privados.

La causa esencial de la Intervención es el déficit de recursos propios y, sobre todo, la incapacidad que tiene el banco para generarlos por sus propios medios. El banco incumple todos los coeficientes de solvencia exigidos por la legislación.

En medios del sistema financiero se señala que "el Banco de España ha ido más lejos de lo que se pensaba" y que la decisión de sustituir a todo el consejo solo puede deberse a que se estaba ante un muy grave deterioro de la entidad", como se señala en el comunicado del banco emisor, en el que se advierte que Banesto no podría hacer frente a sus problemas por sí solo. El Gobierno ha pedido comparecer ante el Congreso de los Diputados. Pedro Solbes, ministro de Economía, y Ángel Rojo, gobernador del Banco de España, lo harán mañana.

Además de los nuevos consejeros se integrarán personas de los grandes bancos para llevar la dirección ejecutiva, principalmente del BBV. El equipo tiene que elaborar un plan de reflotamiento a aprobar por el Banco de España y la junta de accionistas del banco.

Los problemas que afrontaba Banesto se centraban básicamente en dos. Por una parte, las dificultades para cumplir con el coeficiente de recursos propios -es decir, carecía de suficiente capital y reservas para respaldar todas sus inversiones-, y por otra, la incapacidad del banco para generar beneficios en su actividad típicamente bancaria.

Durante las últimas semanas se habían producido varias noticias que ya indicaban el progresivo deterioro de la entidad. Las tres grandes firmas internacionales que miden la solvencia de las entidades financieras, Moody's, IBCA y Standard and Poor's, rebajaron la calificación de Banesto. Otro hecho preocupante fue el conocimiento de que el banco no iba a dar dividendo a cuenta del ejercicio de 1993.

CC OO, principal sindicato del sector bancario, señalaba ayer que "el Banco de España ha esperado excesivo tiempo para actuar y que ello va a dañar al sistema financiero español". Comisiones, cuyos representantes quieren mantener hoy una reunión con Sáenz, pretende que intervenga el fiscal general del Estado, Eligio Hernández, "para averiguar si existen responsabilidades de algún tipo".

El sindincato UGT, por su parte, sostiene que "la intervención es la crónica de una muerte anunciada" que puede afectar al sistema financiero con imprevisibles consecuencias. A su juicio, hay un único responsable: Mario Conde.

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