España negocia su contribución al fondo de infraestructura de la OTAN

Casi 14 años después del ingreso, España se dispone a completar su incorporación a la OTAN. El embajador español ante la Alianza Atlántica, Carlos Miranda, ha comunicado al secretario general, Manfred Wörner, que España está lista para negociar su entrada en el programa de infraestructura: el fondo en el que la genérica solidaridad entre aliados se expresa mediante contribuciones financieras muy concretas. Unos 100.000 millones de pesetas al año, en total, para instalaciones militares de interés común.

La delegación española ante la OTAN inició en 1990 las negociaciones para ingresar en el comité de infraestructura. Sin embargo, el vuelco en la situación internacional provocado por el final de la guerra fría llevó a la Alianza a una profunda revisión del programa. A la espera de sus resultados, se optó por suspender las negociaciones.Los ministros de Defensa aliados aprobaron, a principios de mes en Bruselas, el nuevo programa de infraestructura de la OTAN que, además de cambiar los criterios para seleccionar los proyectos a financiar en común, reduce drásticamente su cuantía: de 250.000 millones de pesetas en 1989 a sólo 100.000 millones en 1994.

Las negociaciones, que se iniciarán en febrero y deben estar concluidas para julio, servirán para fijar la cuota española a este programa, que se situará previsiblemente entre el 3% y el 4% del total, es decir, en torno a 3.500 millones de pesetas. La contribución más alta corresponde a EE UU, con un 23,7%; le siguen Alemania (22,9%); Francia (13,2%); Reino Unido (10,4%); Italia (6,9%); Canadá (5,5%); Bélgica (4,8%); Holanda (4,4%); Dinamarca (3,2%) y Noruega (2,7%).

Grecia, Turquía, Portugal y Luxemburgo no llegan al 1%. En los numerosos proyectos en los que no participa Francia, el porcentaje de los demás se eleva proporcionalmente para cubrir su ausencia.

Aunque no pertenecía al comité, España participó en el programa CFE, con el que se financió la transferencia de carros de combate y material militar desde Centroeuropa a la periferia de la OTAN. Excepcionalmente se arbitró un sistema, por el que España pagó el 3,7% del programa, 400 millones de pesetas, mientras que se ha beneficiado del mismo por valor de 1.600 millones, según estimaciones de la delegación española en Bruselas.

España sólo deberá financiar aquellos proyectos que se aprueben a partir del momento en que sea miembro de pleno derecho del comité y tenga derecho de veto. Dado el carácter plurianual de la mayoría de los programas, las fuentes consultadas estiman que pasará una década hasta que la contribución española, que se incrementará gradualmente, afecte a la totalidad del fondo. Se intentará, además, que en la programación de 1995 figuren ya proyectos en España.

La pertenencia al comité permitirá a las empresas españolas participar en la licitación internacional de las obras financiadas con cargo al mismo. La próxima aprobación por el comité de proyectos de interés para España y, especialmente, de las primeras fases del nuevo sistema de defensa aérea de la OTAN, el ACCS, con un presupuesto de un billón de pesetas, ha obligado al Gobierno a precipitar su ingreso en el fondo, para no quedarse fuera.

Desde su creación, en 1950, el fondo ha gastado más de seis billones de pesetas, con los que se han financiado, por ejemplo, la construcción o mejora de 230 aeródromos, el tendido de 50.000 kilómetros de cables para comunicaciones y 11.000 kilómetros de oleoductos. Aunque las contribuciones son, en teoría, altruistas, todos los países vigilan cuidadosamente los retornos, es decir, la aprobación de proyectos en su territorio o la obtención de contratos para sus empresas.