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Palabras contra pistolas

Los vascos expresan sus deseos de paz en el libro de firmas de la Ertzaintza

Miles de vascos han firmado la paz. La Ertzaintza (policía autonómica) ha recogido en los 21 tomos del libro Ni a nosotros ni a nadie la firma de 300.000 ciudadanos, muchos de los cuales también han plasmado en palabras sus anhelos, sus temores y su rabia ante el terrorismo. La llama de la paz ha recorrido 900 kilómetros y ha iluminado 25 municipios.La satisfacción se ha desborado en el cuartel general de Hemen Gaude (Aquí Estamos), la plataforma de ertzainas surgida de cuando dos pistoleros de ETA mataron a bocajarro al sargento mayor Joseba Goikoetxea. El asesinato conmocionó a todos los vascos, pero especialmente a los ertznainas. Convertida ahora en Asociación Cultural para la Convivencía Pacífica, Hemen Gaude elogia el "activismo" de la sociedad al estampar su compromiso en negro sobre blanco. "Nunca el grito alto y claro de tantos ha sido desoído por tan pocos", reza una de las 500 frases, evocando al ex primer ministro inglés Winston Churchill.

"No sé escribir, pero sé lo que es matar". Itsaso tiene sólo cinco años y aún no sabe casar la P con la A y con la Z, pero le ha pedido a un adulto que refleje por escrito su pensamiento. Otro niño, también de cinco años, se acerca al pebetero. No levanta ni siquiera cinco palmos del suelo y le sobra bolígrafo por todas partes. Él tampoco sabe escribir, pero eso no le impide dar su apoyo a la paz de forma contundente: con una X.

Votantes de Herri Batasuna

Varios votantes de Herri Batasuna han logrado sacudirse el temor: "Soy de ANV [Acción Nacionalista Vasca, partido que forma parte de la coalición Herri Batasuna] y me avergüenzo de haber votado a HB". "Para que la paz sea un hecho y no una palabra. Hasta los que os seguía mos (Herri Batasuna) estamos cambiando de pensamientos". "Yo soy de HB y también quiero la paz. Pero la paz con independencia, ¿cómo la vamos a con seguir?". Desde el anonimato, alguien ha apostillado: "El miedo no existe". Algunos, en alusión di recta a la banda terrorista ETA, replican: "¿No creéis que ya es hora de dejar las armas? Ya ni HB en plenitud os apoya. A ver si esto repara en los ojos vacíos que tenéis por cabeza y corazón".

Otros están hartos y no lo ocultan: "Estoy hasta el culo", y hay quienes, desbordados, escriben: "Euskadi, ¡qué penadas!". El recuerdo de la cifra de muertos también tiene un sitio para pedir el final de ETA: "Setecientas muerte! son demasiadas en 20 años para lograr la paz. Tan sólo una ya es un precio demasiado alto. ¡Dejadnos vivir en paz!". Todas las muertes son iguales, y así lo reafirma otra ciudadana: "Por éste y los 700 anteriores".

Las voces revanchistas también se han expresado en los libros de la paz, azuzadas por la cruda imagen de la soga, el cadalso y el ojo por ojo bíblico: "sin ellos y contra ellos". "Mientras no acabemos con ellos, no acabaremos". "Nos ponen obstáculos en el camino, la vida de nuestros hijos, un obstáculo, al final ojo por ojo y...". "Este jardín es bien nuestro, no porque lo hayamos comprado: es que lo hicimos de nosotros y para nosotros. No cabéis, no os queremos en él. Dejadnos vivir en paz". "Pido la pena de muerte para todos los hijos de puta que matan porque sí". "El que no valora la vida no la merece".

Los que han vivido los horrores de la Guerra Civil quieren cerrar esta herida. Un comandante del Eusko Gudaritza del Ejército vasco indica: "En 1936 salí al frente a luchar por Euskadi, Gobierno vasco y nación vasca, la libertad y la democracia. La Ertzairitza es nuestra, mi adhesión incondicional. Aviso para los' violentos que han hundido Euskadi". Un matrimonio de jubilados apunta: "Por favor, dejadnos vivir en paz y disfrutar de nuestras pensiones a los que todavía lloramos las pérdidas de una guerra".

Buena parte de las firmas son un apoyo a la figura de Joseba Goikoetxea y a la Ertzaintza como pilar del autogobierno del País Vasco. Muchos se han convertido en agricultores de la paz y afirman: "Joseba, deseo que tu sangre sirva de semilla para sembrar la paz en esta tierra que también es la nuestra".

"¿Qué contáis a los hijos?"

Otras leyendas no precisan comentario: "¿Qué les contáis a vuestros hijos después de atentar?", "Para que la violencia no sea la protagonista de mis noticias [una alumna de periodismo]", "Endika, el niño que se perdió en el monte Gorbea y que vosotros ayudasteis", "Nunca vamos a poder disfrutar de ser vascos", "Soy hija de un guardia civil, esposa de ertzaina, y, como peor que Franco, ¡basta ya!", "Un pueblo que oprime a otro no puede ser libre (Karl Marx), el que quiera oír que oiga", "¿De qué sirvió ceder en Leizarán?" [la autovía entre Navarra y Guipúzcoa], "Queríais ertzainas, ¿para qué, para matarlos? ", "ETA se ha ganado a pulso el título de enemigo número uno del pueblo vasco", "La violencia es el recurso de los que no tienen ideales".

El ex juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón, que promovió actuaciones judiciales contra ETA y contra la guerra sucia a los terroristas, no se ha acercado a firmar el libro. Pero esta semana recordó en el Bake Forum, organizado por la Plataforma Cívica Bakea Orain, la respuesta de su amigo Joseba Goikoetxea cuando le advertían de que debía tomar precauciones ante la posibilidad de un atentado: "Me niego a vivir sin libertad en mi país. Si lo hiciera tendría que marcharine".

Mensaje a tus asesinos

"Que la llama de este pebetero, símbolo de tu entrega a Euskadi, prenda en la conciencia de tus asesinos y les muestre la senda de la paz". Es una de las 500 frases del libro por la paz. La academia de la policía autonómica en Arkaute (Vitoria) guarda desde el jueves la Rama por el fin de la violencia junto al monumento a los caídos del cuerpo policial. La llama, que fue trasladada desde la Casa de Juntas de Gernika (Vizcaya), arderá hasta que Euskadi recorra el camino de la pacificación y las armas dejen de disparar.El pebetero, diseñado por el ertzaina Jon Álvarez, mide unos dos metros y está construido con bloques de hierro y de madera de roble maciza barnizada . El conjunto reposa sobre un bloque cúbico de piedra que respeta el, aire rústico de la obra. Los bloques están encajados entre sí con cuñas, formando un conjunto aparentemente imposible de componer con bloques enteros. Según su autor, "esta característica es una alegoría a lo también imposible de conseguir: la paz y el entendimiento entre los vascos.".

En su explicación, el policía autonómico revela que la conjución de los bloques es posible y sólo depende de "la forma en la que están diseñados los cortes internos de cada bloque". Con esta solución, el autor del monumento pretende hacer ver que, en apariencia, lo que resulta imposible de alcanzarse -la paz, el encaje de los bloques- tiene una posibilidad de convertirse en realidad.

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