Pido perdón
El domingo fui con mis hijos a comer a una conocida hamburguesería madrileña, se acercaron tres personas de color e hicieron ademán de sentarse muy cerca de nosotros, en otra mesa. Nos miraron con unos ojos profundamente tristes y nos pidieron permiso para sentarse a nuestro lado, les dijimos que sí y durante toda la comida estuvieron con la cabeza baja, sin atreverse a mirarnos. No podía creerlo, tuve muchas ganas de pedirles perdón por la xenofobia de este país, perdón por sus ojos negros y tristes, perdón por tener que ir con la cabeza baja por este Madrid tan moderno y tan europeo, pero no me atreví.Cuando me marché con mis hijos tan rubios y tan blancos sentí una tristeza infinita y lo único que se me ocurrió fue escribir a esta sección para pedir públicamente perdón a todos los inmigrantes de este país- Rosa María Arroyo Domínguez.
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