Decenas de insumisos quebrantan el tercer grado carcelario para forzar "una solución política"
Cuarenta y cinco insumisos encarcelados en diferentes prisiones españolas iniciaron el pasado domingo una campaña de desobediencia al tercer grado penitenciario al no acudir a los recintos carcelarios para pernoctar y quebrantar así sus respectivas condenas. El plante, realizado, en seis prisiones españolas, pretende "resituar el debate suscitado por la insumisión en el campo político, de donde nunca tenía que haber sahdo", según un portavoz del Movimiento de Objeción de Conciencia (MOC), impulsor de esta respuesta de los grupos antimilitaristas.
Desde que el Ministerio de Justicia anunció su intención de conceder automáticamente el tercer grado a todos los jóvenes encarcelados por negarse a realizar el servicio militar y la prestación sustitutoria, el MOC viene repitiendo el mismo discurso: "Los parcheos de Justicia sólo pretenden maquillar y dulcificar la represión contra la insumisión y evitar dar una respuesta política a una lucha colectiva".Treinta y cuatro de los insumisos que han decidido quebrantar sus condenas son navarros y ayer anunciaron que durante toda esta semana permanecerán reunidos para dormir en la parroquia de San Cristóbal del barrio pamplonés de la Chantrea. Los restantes se reparten por Vizcaya (cuatro), Asturias (tres) Tenerife (dos) y Albacete y Valladolid con un insumiso en cada una.
A esta campaña de desobediencia al tercer grado penitenciario se une una campaña de adhesión y autoinculpaciones consistente en acoger en domicilios particulares a algunos de estos jóvenes que han decidio quebrantar su condena carcelaria. Según el MOC, las personas que acogen en sus casas a estos jóvenes para dormir se exponen a ser juzgadas y condenadas a penas de prisión de entre seis meses y seis años de cárcel por inducción al quebrantamiento de condena.
Autoinculpaciones
Entre quienes han decidido autoinculparse acogiendo en sus domicilios a alguno de estos insumisos se encuentran el ex diputado en el Congreso por Eusko Alkartasuna (EA) y miembro de su ejecutiva nacional Joseba Azkárraga; el parlamentario foral navarro de Izquierda Unida Félix Taberna; el ex parlamentario navarro de Euskadiko Ezkerra Ramón Arozarena, así como abogados y otras personas representativas de diversos ámbitos.
Los 34 insumisos navarros ofrecieron ayer una conferencia de prensa en la iglesia en la que se juntarán para dormir, y explicaron su actitud afirmando que rechazan una política de "dulcificación" de su estancia en la cárcel "para ofrecer así una imagen de normalización benévola de la represión". Los insumisos no quieren "una respuesta judicial personalizada, sino una solución política que reconozca el carácter colectivo del movimiento de objeción e insumisión".
Tan sólo en Navarra hay ya 90 insumisos condenados por los tribunales y obligados a acudir cada noche a la centenaria prisión provincial para dormir, en aplicación del tercer grado carcelario que les permite abandonar la cárcel durante el día. Según los que han realizado el plante, los restantes condenados se solidarizan con su planteamiento y realizarán acciones de apoyo, aunque por razones personales han optado por no correr los riesgos del quebrantamiento de condena.
La concesión automática del tercer grado a los insumisos condenados a penas de prisión se produjo en agosto pasado, por medio de una circular del entonces secretario de Estado de Asuntos Penitenciarios, Antoni Asunción, que justificó la medida en la ausencia de peligrosidad social de estas personas.
Los insumisos encarcelados en Pamplona anunciaron ayer que no se ocultarán de la policía porque no quieren conseguir soluciones personales sino respuestas políticas. Los cuatro insumisos de Vizcaya se encerraron también en la Facultad de Ciencias Económicas de Bilbao. Ander Goñi, Javier Zabalza, Mariano Gómez y Manu Barreda explicaron que "la insumisión es un instrumento colectivo de desobediencia civil a una ley injusta y una forma de no cooperación de la sociedad con el militarismo".
En Tenerife, Juan Montelongo y Rafael Alayón, que cumplen condena por insumisión, confirmaron que no piensan regresar a la prisión. Ambos explicaron que no tratarán de ocultarse a partir de ahora y solicitaron la solidaridad de los ciudadanos en apoyo de su postura. Anoche tenían previsto participar en una cena en el municipio de Tejina a las nueve de la noche, precisamente la hora en que debían regresar a pernoctar a la cárcel, informa Carmelo Rivero.
Los antimilitaristas, con esta nueva estrategia de la desobediencia civil, pretenden volver al origen del problema, que, a su juicio, no es otro que la existencia del Ejército, del servicio militar obligatorio y del "marco legal que regula la Objeción de Conciencia, un instrumento en manos del Gobierno que sólo pretende reforzar el servicio militar y canalizar y reprimir la disidencia antimilitarista".
Represión selectiva
A juicio de los grupos de objeción, durante estos años el objetivo básico del Gobierno de Felipe González ha sido deslindar la insumisión de todo lo! que tenga que ver con el Ejército. Interpretan que el paso del delito de insumisión desde la jurisdicción militar a la ordinaria pretende "reprimir selectivamente la disidencia" ante el crecimiento continuado de los objetores y de los que se niegan a cumplir el servicio militar y la prestación social sustitutoria. Este último grupo abarca a unos 4.500 jóvenes.
El Consejo de la Juventud de España ha solicitado la supresión del servicio militar obligatorio, durante una reunión celebrada durante el fin de semana en Mollina (Málaga). Entre las conclusiones de la comisión de participación y derechos, figura la reivindicación del voluntariado como fórmula para garantizar la defensa y una mejora de la prestación sustitutoria del servicio militar, mientras éste se mantenga, que equipare la duración de ambos sistemas.
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