Todos al convento
Ministros, parlamentarios, miembros de la ejecutiva federal y altos cargos de la Administración acudieron el sábado al antiguo convento de San Pedro Mártir, de Toledo, a la llamada de José Bono, con ánimo de intervenir o simplemente para asistir a un acto en el que "había que estar". El ministro del Interior, Antoni Asunción, y la titular de Cultura, Carmen Alborch, se presentaron a media tarde a escuchar a sus compañeros Cristina Alberdi, ministra de Asuntos Sociales; Alfredo Pérez Rubalcaba, titular de Presidencia, y José Antonio Griñán, de Trabajo.Los tres tuvieron poco éxito en sus disertaciones, ya que el discurso de Bono, muy crítico con la labor de los socialistas, empañó las políticas concretas que los ministros se esforzaron por la tarde en desgranar.
En los fríos muros del convento resonaban con fuerza los lamentos de Bono porque los socialistas "no han atendido a los sin voz", que hicieron sordina a las ideas de impulso democrático de Pérez Rubalcaba, las tesis de Carlos Solchaga sobre las dificultades de mantener la universalidad de las prestaciones, o los esfuerzos de Griñán para explicar la reforma laboral.
Si Bono no hubiera hablado, la estrella habría sido José Luis Corcuera con su propuesta de elecciones primarias para elegir al líder que sustituya a Felipe González. Pero el día grande de Corcuera fue ayer, en un acto emotivo convocado en Bilbao por los socialistas vascos en el que el ex ministro del Interior acabó llorando abrumado al oír tantos elogios. Antes de llorar llegó a decir que se quemará "como una tea" en el intento de soldar las fracturas del partido, informa Aurora Intxausti. Su amigo Manuel Chaves, presidente de la Junta de Andalucía, que ayer estaba de viaje oficial en Túnez, prefirió no decir palabra sobre lo ocurrido el día anterior en Sevilla.
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