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La Constitucion, en el filo de la navaja

La abstención en el referéndum sobre la nueva Carta Magna puede dar al traste con el proyecto presidencial

El proyecto de Constitución que Borís Yeltsin somete a referéndum el próximo domingo está sobre el filo de la navaja: los sondeos prevén una abstención muy alta, y si no acude a votar la mitad más uno de electores censados, el texto no entrará en vigor aunque los síes superen a los noes.Leonid Sedov, del Centro de Estudios de la Opinión Pública, explica que las encuestas que maneja apuntan que acudirá a las urnas "como máximo el 57% del censo", pero "un 4% o 5% se abstendrá en el referéndum". Ello sitúa la participación máxima prevista en el 52% o 53%, muy cerca del 49,9% que resultaría fatal para Yeltsin.

" El fracaso del proyecto presidencial de Constitución comportaría una crisis profunda de legitimidad, tanto del presidente como del Parlamento, elegido según las reglas establecidas por la Constitución rechazada", opina Sedov, uno de los sociólogos rusos de mayor prestigio. "La respuesta a esta situación de crisis", prosigue, "podría ser el aumento de las tendencias autoritarias".

La incertidumbre que se cierne sobre el borrador de Constitución, cuyos excesos presidencialistas han sido criticados incluso por colaboradores cercanos de Yeltsin, contrasta con las mejores perspectivas electorales del conjunto de fuerzas democráticas y reformistas. Aunque apunta con cautela que los últimos días de campana pueden introducir modificaciones, Sedov señala que el grupo proyeltsinista Opción de Rusia, que encabeza Yegor Galdar, va a lograr "no menos de la tercera parte" de los 450 escaños de la Duma estatal, la nueva Cámara baja.

Así, "sumando los mandatos de otros partidos reformistas -el bloque de Grigori Yavlinski y el Movimiento de Reformas Democráticas, de Anatoli Sobchak-, las fuerzas liberal-demócratas pueden obtener alrededor del 55% de los escaños de la Duma". Con mayoría absoluta en la Cámara, agrega el sociólogo, "el futuro desarrollo de los acontecimientos dependerá en gran parte de la capacidad de los reformistas para ponerse de acuerdo entre sí".

Sedov considera especialmente interesante el futuro de Yavlinski, un economista de 42 años autor del célebre Programa de los 500 días -primero aceptado y luego rechazado por Gorbachov- que "se encuentra sólidamente situado desde el verano inmediatamente detrás de Yeltsin en las encuestas de opinión". Simpatiza con él, prosigue, "aquella parte del electorado que apoya ideológicamente las reformas, pero no ha ganado nada con ellas en la práctica o incluso sufre su peso: intelectuales, estudiantes, pequeños empresarios que soportan altos impuestos; en definitiva, son aquellos que protestan al ver la nomenklaturización de los demócratas de Opción de Rusia que ocupan el poder".

Con esos votos, el bloque de YavIinski, "formado precipitadamente para las elecciones, puede obtener alrededor del 20% de los escaños de la Duma, determinando así su papel de oposición dentro del área democrática: sí a la reforma, pero no la de Gaidar". Según Sedov, "la contraposición Gaidar-YavIinski podría, en condiciones favorables, ser la base de un sistema de alternancia de dos partidos, pero esas condiciones difícilmente se van a dar en un futuro próximo

El mayor obstáculo a esa eventual alternancia es la propia cultura política rusa, que, en palabras de Sedov, "se resiste a aceptar algo tan básico para la democracia como la entrega del poder a los oponentes cuando éstos vencen en las urnas. Los que tienen el poder", agrega, "si finalmente aceptan jugar al tenis político lo hacen sólo con la condición de sacar siempre ellos". Y pone como ejemplo el propio borrador de Constitución elaborado por Yeltsin, que establece que es el presidente quien forma Gobierno, "independientemente del Parlamento".

El otro 45% de los escaños de la Duma será "probablemente" para la oposición irreconciliable: "Los comunistas del partido de Guennadi Ziugánov, los criptocornunistas de la Unión Cívica y el Partido Democrático, del populista Nikolái Travkin", según el sociólogo.

Colocarán a sus representantes no tanto a través de las listas de partido como por las circunscripciones que se eligen por el sistema mayoritario, con las que se cubre la mitad de la Duma. "En las circunscripciones", precisa Sedov, "los electores no eligen entre los líderes bien conocidos a escala rusa -que encabezan las listas- sino entre políticos locales, y los representantes de la élite administrativa local tienen muchas posibilidades".

La oposición irreconciliable, en consecuencia, no será dominante como en el Sóviet Supremo disuelto el 21 de septiembre, pero sí será poderosa. "Y no está dispuesta -según las intervenciones preelectorales de algunos líderes- a ceder en sus posiciones contrarrefórmistas, procomunistas y nacional-imperialistas", concluye Sedov.

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