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El Cervantes que más gusta a los niños

Un teatro de Lavapiés representa los fines de semanas obras clásicas para chiquillos y adolescentes

Los actores dicen que a veces acuden apenas cuatro gatos a verlos, pero que al salir se quedan tiesos de la emoción en el vestíbulo. El Teatro de Cámara, dirigido por Ángel Gutiérrez, actor y director formado en Moscú, se propone recuperar la inocencia perdida en la infancia a través de la emoción y la verdad. En una pequeña sala de 150 butacas en el barrio de Lavapiés, cuyo alquiler les cuesta casi un millón de pesetas al mes, montan los sábados y domingos a las 11.30 tres graciosos pasos de Lope de Rueda y un entremés de Cervantes dirigidos a niños y adolescentes.Cuando los seis actores de la compañía se han quitado el tosco maquillaje, comienzan a cambiar los decorados para que a las siete de la tarde comience la función para adultos, el Pabellón número 6, de Antón Chéjov.

La obra más graciosa

El paso del bollo mantecada es el que más sonrisas arranca a los niños presentes en la sala. Los mismos actores cosieron los ropajes que recrean la vestimenta del Siglo de Oro y fabricaron también los sombreros y los zapatos, a excepción de las botas."Las ayudas oficiales son muy escasas, pese a que este año ya hemos montado dos obras y estamos preparando la tercera. Hay meses en que no cobramos sueldo y hacemos lo que podemos para vivir. Nuestra idea es resistir y no vendernos a la televisión por dos bobadas", comenta Nuria Alkortal de 28 años, que lleva cinco en el grupo y que interpreta a una moza graciosísima en el paso de las aceitunas. El director la escogió de su propia cantera de alumnos, que forma por las mañanas en la sala de San Cosme y San Damián.

Las canciones populares que preceden cada paso fueron recopiladas por Gutiérrez en Moscú, ciudad en la que vivió 40 años. "Eran las canciones que compartían los niños mayores con los más pequeños. Las necesitábamos y las cuidábamos. Los actores de la compañía no las conocían", señala.

El Teatro de Cámara ha preferido aguantar el bostezo de más de algún niño a cambiar los textos originales de Cervantes y Lope de Rueda que conservan el castellano de la época. "Los textos tienen tanta lógica interna que no podemos modificarlos. Sin embargo, los niños lo captan por el juego dramático que están viendo", señala Germán Estebas, el mayor de los actores y el veterano del grupo. Lleva 12 años junto a Gutiérrez. "Muchos de mis compañeros se han casado y han abandonado este tipo de teatro para buscar una actividad más rentable, pero yo no haré cosas que no quiero hacer", afirma con convicción.

Sara, que asistía muy compuesta, con diadema, abrigo con zorro, medias blancas y zapatitos de salón, tenía que preguntar a su abuela por qué hablaban de ese modo y vestía ansí en vez de así, pero su mirada de asombro delataba que no se arrepentía de haberse levantado temprano. Tampoco se arrepintieron las cuatro amigas adolescentes que se sentaron en la última fila para comentar tranquilamente sus secretillos y acabaron riéndose a carcajadas con los habladores de Cervantes.

Guitiérrez, un pesimista alegre, no sabe cómo pagarán el próximo mes de alquiler, pero se anima cada vez que recibe una carta de anónimos espectadores. "El otro día recibí una que decía: 'Acabo de ver el Pabellón número 6. Son las doce de la noche y no puedo dormir... ".

Todos los actores de la compañía comparten la idea de que un actor sin teatro es como un químico sin laboratorio, así que seguirán comiendo bocadillos para pagar el alquiler y montar por las mañanas teatro pedagógico y por las tardes teatro que emociona.

Teatro de Cámara. San Cosme y San Damián, 3. Sábados y domingos, a las 11.30. Pasos de Lope de Rueda y entremés de Cervantes. Entradas: 1.000 pesetas adultos y 500 pesetas niños y estudiantes. De martes a domingos, a las 19.00, el Pabellón número 6, de Chéjov. Entrada: 1.200 pesetas.

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