El Papa advierte a los ministros de la CSCE que Europa no puede resignarse a la guerra
El Papa recibió ayer en el Vaticano a los ministros de Exteriores participantes en la cuarta reunión ministerial de la Conferencia de Seguridad Cooperación en Europa (CSCE), inaugurada ayer en Roma. Les dijo que "la mayor desgracia que podría llegar a la Europa de hoy sería resignarse a la guerra, que martiriza millones de hombres y mujeres, particularmente en los Balcanes y el Cáucaso".
Juan Pablo II recibió a los participantes en la conferencia antes de que acudieran a cenar con el presidente italiano, Oscar Luigi Scalfaro, al palacio del Quirinal. Les exhortó a "crear las condiciones para que los principios felizmente definidos y suscritos en Helsinki, Viena y París" por la CSCE "sean realmente aplicados para todos". El Papa añadió que la CSCE no puede contentarse con ser mero instrumento para mantener la paz, sino que debe dar "un auténtico impulso para que todas las naciones que agrupa se afirmen como comunidad y compartan los valores humanistas y morales que han hecho de este continente una referencia para tantos otros pueblos".Al foro, que se clausura hoy y cuya presidencia de turno ha pasado a Italia, asisten 52 ministros -uno menos del total, porque Yugoslavia está suspendida de la CSCE-.
El secretario de Estado norteamericano, Warren Christopher, declaró antes de la inauguración de la reunión que los actuales desafíos a que se enfrenta el foro son el desarrollo de un "nacionalismo agresivo"; el "difícil camino" hacia la reforma económica, y la lucha contra las violaciones de los derechos humanos.
"Medidas de confianza"
Con relación a las violaciones de los derechos humanos y las alteraciones de la convivencia democrática en Europa, la CSCE intenta impulsar dos principios: la diplomacia preventiva, con atención a cuestiones como las minorías o las fronteras, y el mantenimiento de la paz. La seguridad y las llamadas "medidas de confianza"; la prevención de los conflictos y gestión de las crisis; la incorporación de los países del bloque del Este y la simplificación de las estructuras organizativas de la CSCE son otras cuestiones a tratar.
El ministro español, Javier Solana, ponente sobre las relaciones con los Estados mediterráneos no participantes -cuatro asisten como observadores: Egipto, Túnez, Marruecos y Argelia- intervendrá hoy sobre este punto, que se pretende dinamizar.
La CSCE tiene como telón de fondo los conflictos del Cáucaso y los Balcanes. Los reunidos deben darse por enterados de la decisión rusa de intervenir para poner orden en las repúblicas ex soviéticas, en particular en Georgia y Azerbaiyán. Ya hay un proyecto de declaración de la Federación Rusa sobre "nacionalismo agresivo" que afecta a ambas.
El primer ministro italiano, Carlo Azeglio Ciampi, a quien correspondió el discurso inaugural, hizo hincapié en la "urgencia y gravedad" de los problemas de seguridad y estabilidad en el Mediterráneo y aseguró que Italia impulsará a los países de la CSCE en la prevención del integrismo y la cuestión de las minorías.
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