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Entrevista:

"Estas elecciones no son libres"

El presidente del último Parlamento de la URSS señala que no participar en las elecciones del día 12 significaba "dejar en manos de la derecha todas las plazas y perder una tribuna". Su objetivo es lograr un no a la Constitución de Yeltsin, aunque el inicio de su juicio por golpista en 1991 le impide participar de lleno en la campaña.

El Partido Comunista de Rusia (PCR) apenas ha evolucionado hacia la socialdemocracia. Sigue fiel a los planteamientos del ala dura que protagonizó el golpe de agosto de 1991. Esa fidelidad se plasma en la inclusión en un puesto destacado de su lista de Anatoli Lukiánov, presidente del último Parlamento de la URSS y uno de los procesados por golpismo. De haber triunfado el golpe, explica Lukiánov, "la URSS seguiría existiendo, la sociedad seguiría siendo socialista y soviética, las reformas económicas y el pluripartidismo se habrían desarrollado paso a paso y el pueblo no habría padecido sufrimientos tan grandes".Esto no significa que el PCR no haya cambiado. En los dos últimos años, se ha ido la gente que entró en el partido a hacer carrera política y profesional "y se han quedado los comunistas", explica Lukiánov, de 63 años. "De aquel partido lleno de autosatisfacción y convertido en Estado se ha pasado a éste, prohibido ya dos veces". La última, de muy corta duración, fue tras los enfrentamientos de octubre, que acabaron con el asalto al Parlamento, momento en que "el movimiento democrático que defendía la legalidad constitucional fue aplastado y ahogado en sangre", subraya.

Los comunistas se sienten perseguidos y su primer impulso fue boicotear la convocatoria electoral del 12 de diciembre. "Sin Parlamento y con la dictadura presidencial en pleno avance, estas elecciones no son libres. La oposición está metida en un callejón y en 51 días no es posible prepararse bien". Pero no participar significaba "dejar en manos de la derecha todas las plazas y perder una tribuna". En consecuencia, "después de muchas dudas", los comunistas optaron por participar. "Nos presentamos porque comprendimos que lo que querían precisamente era dejarnos fuera".

Su objetivo principal: abogar por el no a la Constitución. "El futuro de Rusia depende de la papeleta del referéndum". El proyecto de Constitución que se presenta, explica Lukiánov, no sólo ha prescindido de los pactos alcanzados, durante largos meses de debates, sino que requerirá del apoyo de sólo el 25% de los rusos con derecho a voto para convertirse en la norma suprema de todos. Además, agrega, "el borrador reduce los derechos sociales, pone la propiedad privada en un plano superior al de la estatal, reduce el papel del Parlamento al de dar consejos al poder ejecutivo y establece un presidencialismo autoritario".

A Lukiánov le gusta alardear de sus conocimientos de derecho constitucional. "Estamos viviendo un hecho prácticamente sin precedentes históricos. Luis Bonaparte hizo aprobar una Constitución de esta manera, que luego tiró para proclamarse emperador de Francia".

Este no rotundo a la Constitución podría costarle aún al PCR la exclusión si se atiende la solicitud presentada por el viceprimer ministro VIadímir Shumeiko. Por el momento, Lukiánov ha perdido muchas posibilidades de incidir en la campaña al reanudarse el juicio contra los golpistas de 1991 el jueves pasado.

El dirigente comunista está convencido de que él fue procesado para facilitar los planes de Yeltsin de hacer desaparecer la Unión Soviética. "Para disolver la URSS había que disolver el Congreso de los Diputados de la Unión. Y para eso había que meter en la cárcel a su presidente [Lukiánov no formó parte de la junta golpista] durante un año y medio. ¡Seis meses me tuvieron incomunicado en una celda individual de siete por cuatro pasos!", exclama.

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Al ex presidente parlamentario no le desagrada recordar aquellos días de soledad. Y aprovechando que la entrevista es a un diario español, señala que en su celda leyó a Federico García Lorca. Se levanta, y de uno de los estantes de la biblioteca de su despacho saca un pequeño libro de tapas azules con unas traducciones al ruso de poemas del granadino. "Me gustó mucho. Es una poesía muy profunda".

¿Están los comunistas rusos de hoy de acuerdo con el mercado? "Por el uso de las relaciones de mercado", matiza Lukiánov. "El mercado no puede ser un objetivo en sí mismo, sino un mecanismo que facilite el desarrollo de la producción y el bienestar". Y pone el ejemplo de China: "Los dirigentes chinos entendieron que no era posible vivir sin mercado; pero también que no tenía sentido aplicar el ultraliberalismo de Milton Friedman. Nuestro modelo de relaciones capitalistas es el correspondiente a una sociedad posindustrial, mientras que Yeltsin desea volver al capitalismo salvaje de los tiempos de Dickens".

¿Por qué no siguió la URSS el modelo chino en la época de Gorbachov? Lukiánov elude en un primer momento responder. Ante la insistencia explica: "Porque en nuestras condiciones específicas no es posible el modelo chino. Nuestra vía debe ser original, totalmente rusa. Aquí hay muchas etnias diferentes y nuestra sociedad quería más democracia. Era necesario abrir el camino del pluripartidismo y las reformas son así más difíciles que con un partido único".

En la búsqueda de ese camino genuinamente ruso es donde se encuentran los comunistas con los grupos denominados patriotas, el punto donde la izquierda extrema y la ultraderecha se tocan. "Coincidimos con todos los que están por el patriotismo, por los intereses de Rusia como país poderoso, por unas reformas con apoyo social, por el restablecimiento de la URSS".

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