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El 'tapado' de Salinas es un adalid del acuerdo con EE UU

El PRI designa a Luis Donaldo Colosio como candidado a la presidencia de México

El Partido Revolucionario Institucional (PRI), la formación política que gobierna México desde hace 64 años, anunció ayer el nombramiento de Luis Donaldo Colosio Murrieta, actual secretario de Desarrollo Social, como su candidato para las elecciones presidenciales que se celebrarán el próximo mes de agosto. Con el destape de Luis Donaldo Colosio, amigo personal y estrecho colaborador del actual presidente mexicano, Carlos Salinas de Gortari, el PRI apuesta por la continuidad de su política de modernización económica y social del país. Colosio, un adalid del Tratado de Libre Comercio (TLC) con EE UU, se tendrá que enfrentar a Cuauhtémoc Cárdenas, que por segunda vez acude a las elecciones mexicanas representando a la izquierda del país.

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Fue de forma inesperada, como casi siempre en México se resuelve el destape del partido en el Gobierno. En una proclama ayer domingo, Fernando Ortíz Arana, presidente de esta formación política, anunciaba de forma muy concisa lo que todo el país esperaba desde hace varias semanas. "Luis Donaldo Colosio, por sus amplias condiciones políticas, vocación social y expresión partidaria, es el candidato de la unidad y esperanza de nuestro partido".Esto ocurría a las 10.46 horas (17.46 de Madrid). Obviamente, aunque se trata de un secreto muy guardado, Carlos Salinas de Gortari le había susurrado a Ortíz Arana el nombre del candidato. No se sabe cuándo ni dónde ni cómo, pero lo que sí está confirmado es que fue en la noche del sábado porque Luis Donaldo Colosio, que supo también ese día su designación, no durmió esa noche en casa.

Colosio, economista de 43 años con estudios ampliados en la universidad de Pensylvania, se perfilaba desde hace dos años como el candidato de su partido. Nadie se atrevía a decirlo, pero de Salinas se ha dicho que engaña con la verdad y la carrera de Colosio, apoyada con vehemencia siempre por aquél, era la de un meteoro con destino prefijado: la presidencia mexicana desde 1994 al año 2000.

Presidente del partido

Primero fue diputado y más tarde senador, por lo que ya reunía la condición de la experiencia parlamentaria. Luego fue nombrado presidente del PRI, en un momento en que Salinas se encontraba imbuido en la política de transformación económica del país que tantos éxitos le ha dado, el último el TLC con Canadá y EE UU.Desde el partido, este joven economista de Sonora, casado por segunda vez y padre de un hijo, abrió las puertas de este temible conglomerado político que desde hace 64 años gobierna México. Pese a su juventud, fue convenciendo a la vieja militancia de que debía de dar paso ya a las nuevas generaciones y fue recorriendo la república, Estado por Estado, con un mensaje ya de los nuevos tiempos: el PRI ha dejado de ser hegemónico para empezar a aprender que la democracia es de todos.

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Colosio fue nombrado más adelante secretario de Desarrollo Social, la cartera más codiciada del Gobierno mexicano, no sólo por los recursos económicos de que dispone sino porque de ella depende el Programa Nacional de Solidaridad, la iniciativa de corte social que Salinas estableció para los 40 millones de pobres mexicanos y que le ha permitido, por otra parte, compensar su política de transformación económica de raíz neoliberal. Solidaridad, que así se llama este programa, ha permitido sacar de la miseria a millones de mexicanos y hoy es modelo para América Latina como proyecto de equilibrio social.

El candidato, un joven tecnócrata hasta ahora ligado inseparablemente a la figura de Salinas, ya fue en el curso del quinto informe presidencial, que tuvo lugar a principios de noviembre, el punto de mira de toda la clase política mexicana. Este joven economista, de familia originariamente humilde, ha llegado a tener hasta siete rivales dentro de su partido con las mismas ambiciones que él, pero sólo dos han llegado al final con cierta fuerza: el actual secretario de Hacienda, Pedro Aspe, y el regente de la ciudad, Manuel Camacho Solís.

Aspe, el ejecutor en la práctica de la política neoliberal de Salinas, se fue descartando poco a poco, porque en un país con 40 millones de pobres el perfil del candidato del PRI tendría que estar inclinado más hacia el lado social que hacia el meramente técnico. También el propio TLC despejó el futuro de México, que no necesitaba ya de ningún salvador económico que tuviera que volver a partir de cero.

El gran derrotado con esta designación del PRI es el regente de la ciudad, Manuel Camacho Solís, y que hasta el último momento le ha estado pisando los talones a Colosio. Miembro del Gobierno de Miguel de Lamadrid, pero también hombre de extrema confianza de Salinas, Camacho se equivocó en el último año y más que ganarse a los diferentes sectores sociales del PRI lo que se buscó fue el respaldo de los partidos de oposición, que sin embargo encontraron en él a un político dialogante con modos democráticos hasta ahora inusuales en el partido oficial. Eso, aparte de haber dirigido positivamente la alcaldía de México en estos últimos cinco años, le convirtió en un demócrata, pero tuvo que pagar como precio el quedar distanciado por desconfianza de su propio partido.

Colosio, que tendrá que comparecer en los próximos días ante la convención del PRI, para jurar como candidato, peleará por la presidencia mexicana con dos pesos pesados de la oposición: Diego Fernández de Ceballos, el recién elegido aspirante presidencial del Partido de Acción Nacional, y Cuauhtémoc Cárdenas, el dirigente del Partido de la Revolución Democrática (PRD), designado recientemente por un amplio abanico de la izquierda del país. Cárdenas, que cinco años después sigue agitando la bandera del fraude, es un nombre estigmatizado por las elecciones de 1988, que estima se las robó Salinas. Toda su artillería tiene ahora un objetivo muy claro: Colosio, en cuya persona este dirigente izquierdista ve nuevamente el fantasma de Salinas de Gortari.

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