Europa completó ayer con el 'Meteosat-6' su primera generación de observadores del tiempo
El lanzamiento asegura una red de 4.000 estaciones y 2.000 usuarios en 100 países
A las dos de la madrugada de ayer, un cohete Ariane se elevó con gran estrépito, como siempre, desde el escenario tropical de la base de Kuru, en la Guyana Francesa. En su parte superior llevaba un gran satélite mexicano de comunicaciones, el Solidaridad-1, y un pequeño satélite meteorológico europeo, el Meteosat-6. Con el sexto satélite, Europa completa su primera generación de observadores del tiempo, que han cambiado radicalmente la predicción meteorológica y, a través de los mapas del tiempo de la televisión, también la percepción que tienen los europeos de la Tierra.
A pesar de la creencia popular, la predicción del tiempo, sobre todo a corto plazo, alcanza ya un 80% de éxitos, en gran parte gracias a los datos de los satélites meteorológicos. El programa Meteosat es uno de los más importantes proyectos de cooperación internacional del siglo XX, pionero en un sector de rápido crecimiento económico: la observación de la Tierra.Se calcula que la contribución de los satélites Meteosat a la mejora de la predicción del tiempo a corto plazo (seis horas) en los últimos 10 años ha sido del 21%. Los ordenadores cada vez más potentes, los programas de cálculo y la mejora de los datos recogidos son otros factores importantes, igual que el lanzamiento de satélite meteorológicos en órbita polar (con un 23%).
Los Meteosat se sitúan sobre el ecuador, a 36.000 kilómetros de altura, de forma que se mantienen fijos relativamente a un punto determinado de la Tierra. Su instrumento principal es un radiómetro, una especie de telescopio que produce imágenes de la Tierra en tres bandas del espectro electromagnético: la visible, la infrarroja y la de vapor de agua. Cada media hora se completan tres imágenes, una por cada banda y se mandan al centro de recepción de datos, donde se procesan, ya que entre otras cosas, la imagen de Europa llega deformada.
Imagen histórica
Iniciado como un programa de investigación de la Agencia Europea del Espacio (ESA), los dos primeros satélites de la serie tuvieron carácter experimental y sus sensores eran algo más primitivos que los que portan los actuales. Todavía en muchos despachos de meteorólogos y físicos se puede ver la primera imagen, en blanco y negro, de la mitad del globo terrestre correspondiente a Europa y África, que envió en 1977 el primer satélite desde su atalaya sobre el golfo de Guinea, una fotografía ya histórica.A pesar de su carácter experimental, el buen funcionamiento de los satélites hizo que se empezaran a utilizar muy pronto las imágenes para la predicción del tiempo. A finales de los años ochenta y principios de los noventa dejaron de funcionar los números 1 y 2 y fue ron sustituidos por los números 3, 4 y 5, todos situados sobre el Golfo de Guinea.
Mientras tanto, Estados Unidos pasaba por una crisis en su capacidad de poner satélites meteorológicos en órbita, relacionada con la catástrofe del transbordador Challenger en 1996. Cuando en 1991 se estropeó uno de sus satélites de la serie Goes, tuvo que pedir auxilio a los europeos. Con un acuerdo económico con Eumetsat por medio, la ESA movió el Meteosat 3 75 grados hacia el oeste para reemplazar al Goes estropeado y desde entonces este satélite cumple la importante función, entre otras, de vigilar los huracanes caribeños.
Nueva organización
En la actualidad Europa dispone de más satélites meteorológicos en funcionamiento que Estados Unidos, que además perdió uno nuevo de la serie NOAA inmediatamente después de su lanzamiento en agosto pasado. Esto explica en parte que Meteosat se haya convertido en una pieza fundamental del sistema meteorológico global, como centro de una red de 2.000 usuarios de 100 países diferentes. Desde 1991, además, el satélite recibe datos meteorológicos de 4.000 emisores en estaciones terrestres, aviones y barcos en lugares remotos de la Tierra, que luego también redistribuye entre sus usuarios.En el aspecto de organización, en 1986 seis de los países miembros de la ESA tomaron una decisión fundamental, la creación de una organización que se dedicaría a la explotación de los datos de los satélites y relevaría a la ESA de este cometido. Eumetsat tiene ahora 16 miembros y en 1995 pasará a controlar además de gestionar todo el sistema, con el lanzamiento de un séptimo satélite. Hasta entonces, como ahora, los datos de los satélites se reciben en el Centro de Control de Operaciones de la ESA, en Alemania.
Después vendrá la segunda generación. Serán satélites básicamente iguales a los actuales pero podrán generar imágenes a doble velocidad, cada 15 minutos y en 12 canales.
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