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1.500 estudiantes del Ramiro de Maeztu se manifiestan contra la violencia

Los estudiantes del instituto Ramiro de Maeztu se echaron ayer a la calle para pro testar contra "cualquier tipo de violencia". Profesores, padres de alumnos y viandantes que se identificaban con la causa enarbolada por los jóvenes se unieron a su protesta, y todos ellos terminaron gritando las consignas sentados junto al monumento a la Constitución, en la Castellana. En este significativo escenario terminó el acto con la lectura de un alegato pacifista ante unos 1.500 manifestantes. Recientemente, un alumno del instituto recibió un navajazo en un pulmón que le asestó un rapado.

"Tenemos que vencer el miedo y salir del silencio que nos hace cómplices para acabar con la violencia indiscriminada en la calle, en el metro, en los bares", arengaba un portavoz de los estudiantes. "Queremos salir a la calle sin respirar el miedo a una paliza sólo porque a alguien no le guste el color de tu piel, tu ropa, tu pelo, o simplemente porque te cruces en su camino", continuaba el manifiesto.Para la directora del centro, María López-Fando, estas letras leídas al final del acto resumen, por sí solas, una enseñanza que daría para 10 años de educación. La propuesta demostró, según la directora, que "los jóvenes responden con seriedad y entusiasmo a todas las oportunidades que se les presentan, lo que ocurre es que esta sociedad sólo les brinda participar en bares".

Los estudiantes, rodeados por un importante despliegue de las fuerzas antidisturbios, que no tuvieron que intervenir en ningún momento, arremetieron también contra las fuerzas de seguridad y la Administración. Los manifestantes pidieron la "ayuda del sistema, "cuyo deber es proteger los valores y la vida de la juventud" y para ello exigieron "que sean duros para los que la ponen en peligro".

Pero no se limitaron a pedir que se haga justicia". El manifiesto reivindicaba una auténtica reforma del Código Penal, y proponía que las agresiones que actualmente están penalizadas como faltas se tipifiquen como delitos.

La manifestación de ayer no tenía color político, ni de raza, ni deportivo, según se encargaron de recalcar todos los participantes en cuantas consignas coreaban.

Steven Williams, un joven jamaicano de raza negra y 22 años, fotógrafo nacionalizado español, se unió al acto de protesta. "Esto nos afecta a todos", dijo. Hace dos semanas fue agredido en la zona de Moncloa, cuando paseaba con su novia, a la que los agresores preguntaron "cómo era capaz de salir con alguien de raza inferior a la de ella". Aún le quedan a Steven Willianis marcas de la paliza en la cabeza.

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