El municipio deja inacabada la rehabilitación de un bloque de pisos
Ignacio Caballer ha pagado 21 millones de pesetas al Ayuntamiento para la rehabilitación de su piso de 300 metros cuadrados en el número 3 de la calle de Infantas (distrito de Centro). La obra principal de este edificio, que en 1988 amenazaba ruina, ya está acabada. Pero falta por terminar suelos, paredes, techos, alicatados y sanitarios.Según Caballer, estos trabajos también estaban incluidos en el precio "y ahora los técnicos dicen que no los van a hacer después de tanto dinero invertido". Los vecinos del inmueble llevan dos años desalojados de sus viviendas para facilitar las obras. Pero los arquitectos municipales del Ayuntamiento de Madrid creen que quedó claro que esos remates los costearía cada vecino.
El consistorio emprendió obras en este bloque con fondos públicos porque amenazaba ruina y sus nueve propietarios no se ponían de acuerdo para arreglarlo. Es el sistema denominado de ejecución sustitutoria: el municipio acomete las reformas si, tras varios requerimientos oficiales, la propiedad no realiza las reparaciones obligadas. Luego el Ayuntamiento pasa la factura a los dueños, con un 20% de incremento a las cartas de pago no abonadas.
Malos cálculos
El presupuesto inicial que fijaron los técnicos municipales para la rehabilitación era de 80 millones de pesetas. Más tarde, esta cantidad ascendió hasta los 190 millones. Caballer cree que se han calculado mal los costes. "Primero nos dicen una cantidad, después la incrementan en 110 millones y, al final con ese dinero no llega para hacer los remates de cada vivienda y los tenemos que realizar por nuestra cuenta", asegura.Emilio García de Burgos, arquitecto municipal encargado de la dirección facultativa de la obra, explica que "cuando presupuestamos los 80 millones no habíamos chequeado a fondo el edificio, era una estimación a partir de una inspección visual".
Poco a poco encontramos muchas obras ilegales que escondían graves desperfectos; cuando, después de un tiempo, obligamos a desalojar el inmueble hallamos más daños ocultos. Al final, el coste de los arreglos era de 190 millones", asegura García de Burgos. "Fueron los vecinos los que aceptaron la rehabilitación por esa cuantía, sabían que si se demolía el edificio perderían dinero porque por el Plan General iban a tener una menor edificabilidad", añade.
Pero Caballer replica que nunca nos han dado plazos de terminación, ni justificación documentada del desarrollo de la obra y sus costes, tuvimos que aceptar el incremento porque llevamos dos años fuera de nuestras casas y queríamos verlas ya acabadas y era eso o la declaración de ruina y el derribo". "La puntilla es que después de todo este tiempo y este dinero invertido debemos gastar aún más en los remates", concluye.
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